Manuel Rodríguez Becerra. Un hombre con estrella como su amigo el presidente Gaviria.
Primer ministro del medio ambiente
Por: Manuel Rodríguez Becerra
/ 03 de marzo de 1994
Ha sido catedrático, investigador y directivo de la Universidad de los Andes durante 20 años: profesor y decano de la Facultad de Administración, decano de la Facultad de Artes y Ciencias, secretario general, vicerrector y rector encargado en varias oportunidades. Formó parte de la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado y del Consejo Directivo de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP). Fue miembro del Consejo Directivo de la Universidad de los Andes, Gerente General del Inderena y actual Ministro del Medio Ambiente.
Es ingeniero industrial de la Universidad de los Andes y B. Litt en Management Studies de la Universidad de Oxford (Magdalen College). Su labor docente e investigativa la ha desarrollado en historia empresarial, relaciones laborales y organizaciones. Autor del libro “El Empresario Industrial del Viejo Caldas” y de varios artículos sobre historia empresarial y relaciones laborales en Colombia.
Su nombramiento como gerente del INDERENA se dio por los nexos de amistad que tiene con el Presidente Cesar Gaviria desde la época universitaria, cuando hacían parte de un grupo de estudios junto con Alberto Carrizosa Umaña, Camila Botero y María Clara Uribe entre otros.
Cuando Cesar Gaviria tomó posesión, inicialmente le ofreció a Manuel Rodríguez la dirección del ICFES, cargo que no aceptó porque en su opinión esta institución había que cerrarla, es más, cree que no debiera existir ninguna que se le parezca.
Posteriormente, el mandatario le dio la opción de estar al frente del INDERENA y le estableció como objetivos esenciales preparar la participación de Colombia en la Cumbre para la Tierra y reorganizar el sector ambiental nacional. En concreto, Gaviria le recomendó examinar el proyecto de reestructuración del sector ambiental que había dejado la administración Barco. Se trataba del Departamento Administrativo de los Recursos Naturales Renovables (DARNAR). Cuando se disponía a asumir el cargo, conoció otro proyecto que en ese mismo sentido había diseñado Planeación Nacional: el Consejo Nacional Ambiental, con el cual esta institución se convertía en la primera autoridad ecológica del país.
Evaluadas las alternativas existentes, incluyendo la posibilidad de crear el Ministerio del Medio Ambiente, se convocó una reunión en la Presidencia de la República a la que asistieron la ministra de agricultura, María del Rosario Sintés de Restrepo, el director de planeación, Armando Montenegro y Manuel Rodríguez. Allí se presentaron las distintas propuestas, y una vez analizadas el presidente Gaviria señaló que a su juicio lo más conveniente era iniciar la reestructuración dándole rango de ministerio a la autoridad ambiental.
Hoy, cuando Manuel Rodríguez Becerra ha cumplido con los objetivos ambientales de este gobierno, no sorprende que el presidente César Gaviria le concediera el honor de ser el primer Ministro del Medio Ambiente en Colombia.
Ozono: Para una persona que no viene de trabajar propiamente en el campo ecológico, ¿fue difícil asimilar todo lo que encierra la administración ambiental nacional?
Manuel Rodríguez: No, porque modestia aparte la experiencia en la administración de la Universidad de los Andes me dio un buen entrenamiento en la dirección de una organización. En lo que no tenía experiencia era en la administración del sector público.
Para ahondar en el conocimiento y comprensión de los temas ambientales más sustanciales, durante el primer año de gestión al frente del INDERENA, me tocó establecer una rutina diaria de lectura de documentos, informes y libros de 5 a 8 de la mañana. Adicionalmente, el proceso de la Cumbre para la Tierra desde el punto de vista de conocer lo ambiental en el orden internacional, nacional y local fue una escuela muy importante, de donde absorbí el máximo de información. Al respecto, me precio de tener una biblioteca ambiental bastante buena.
O: En qué condiciones encontró al INDERENA?
M. R.: En ese momento había una gran incertidumbre sobre su futuro, puesto que ya se venían discutiendo las distintas propuestas para la reorganización del sector ambiental y en cada una se planteaba la desaparición del instituto. Precisamente, uno de los mayores problemas que tuve que afrontar fue el manejo de una institución condenada a desaparecer, esa situación de interinidad que tiene a los funcionarios preocupados por su futuro laboral, y como es de esperarse afecta su espíritu de trabajo.
Además, es bueno señalar que cuando se está en estas condiciones lo que el Ministerio de Hacienda y Planeación Nacional suelen hacer es no aumentar el presupuesto en tér-minos reales. Por el contrario, procuran disminuirlo para bajar el ritmo de actividad de la institución. Por eso, no era razonable emprender nuevos programas y campañas que podrían quedarse sin culminar.
O: Un año y medio después de Rio, cómo ve el proceso que generó la Cumbre para la Tierra?
M.R.: La Conferencia en Rio fue vista con la expectativa de la transferencia de recursos financieros de las naciones industrializadas a los países en desarrollo, razón por la cual para muchos fue un fracaso. Ahí, yo creo que hubo un error estratégico de Maurice Strong, su secretario, quien acabó planteando el debate en términos de plata y ese no era el único objetivo de la Conferencia. No obstante, lo de Rio si está teniendo consecuencias importantes.
En concreto, el Convenio sobre la Diversidad Biológica entró en vigor el 29 de diciembre y es un compromiso de enorme valor para Colombia por razones de su biodiversidad. La Convención de Cambio Climático también entrará en vigencia el año entrante, aunque se la considera como un acuerdo débil, porque no se fijaron metas cuantitativas en la reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Sin embargo, la firma y el anuncio del gobierno de los Estados Unidos de congelar sus emisiones de CO2 al nivel de 1990 para el año 2000, le abren nuevas perspectivas.
En el caso de estos dos compromisos, a mi modo de ver, sus consecuencias sólo se podrán juzgar en 10 años, no antes. Lo importante es que ya se están ratificando y que van a comenzar a funcionar las conferencias de las partes iniciando con ello los distintos procesos de negociación.
También tenemos la Comisión de Desarrollo Sostenible funcionando en el seno de las Naciones Unidas, tal como lo estableció la Agenda 21. Este organismo tiene como objetivo hacerle seguimiento a todos los compromisos de Rio. De otra parte, se adelantan las negociaciones para la reestructuración del Fondo Mundial para el Medio Ambiente, definido en la Cumbre para la Tierra como el mecanismo para financiar los distintos programas y proyectos vinculados a los acuerdos ambientales globales allí establecidos.
La Conferencia, además de influir en la reformulación de las políticas de la banca multilateral, detonó procesos nacionales de reorganización del sector ambiental público, revisión de políticas ambientales y reorientación de recursos para la gestión doméstica. Finalmente, como resultado de Rio, hay algo muy complejo, y son las eventuales condicionalidades que traten de imponer las naciones desarrolladas en el campo ambiental por la vía del comercio. Yo en esto veo nubarrones muy negros, creo que se van a venir condicionalidades muy duras e inequitativas para los países en desarrollo.
O: Alrededor de usted hay un “harem administrativo”, ¿es política personal o una casualidad?
M. R.: En Colombia existe una activa participación de la mujer en la alta administración pública. En el campo ambiental, igualmente encontré que hay un grupo de mujeres muy com-petentes, muy bien calificadas técnicamente, con gran eficiencia y una enorme transparencia y seriedad. Esas cualidades en este sector, me da la impresión que son más frecuentes en el sexo femenino que en el masculino. Mi experiencia en el INDERENA con el trabajo de las mujeres que encontré y otras que fueron vinculadas durante mi administración ha sido un éxito, esa es la razón.
O: Cual fue su mayor frustración en la gestión frente al INDERENA?
M.R.: No hay duda, el colapso del Fondo Ambiental Cafetero, porque era un excelente esquema para dirigir una cifra significativa de recursos a la gestión ambiental nacional. Se trataba de unos 120 millones de dólares, de los cuales muy buena parte se iban a invertir en la restauración de los daños ambientales producidos por la actividad cafetera.
Dado que el manejo del 20% de los recursos del fondo eran de libre discreción del gobierno, como gerente del INDERENA logré que esa plata se asignará al Sistema de Parques Nacionales (hablamos de 25 millones de dólares). Con el fracaso del fondo, la financiación para el manejo y protección de nuestros parques se esfumó. Ahí está la razón de mi frustración.
O: El manejo del proyecto de creación de Ministerio del Medio Ambiente en el Congreso ¿qué experiencia le deja?
M. R.: Sin lugar a dudas me deja un importante legado. En este sentido reo que soy una persona privilegiada, con buena estrella, al dirigir este instituto justo cuando tuvo lugar la Conferencia de Rio y en el momento en que se daba la reestructuración del sector ambiental nacional. Son dos experiencias muy sui generis y únicas en el tiempo. No sabemos si se vuelva a dar otra conferencia como la de Rio y recordemos que la de Estocolmo fue hace 20 años.
O: ¿En la cotidianidad tiene actitudes consecuentes con la situación ambiental?
M. R.: Uno trata de ser coherente en la vida.
O: Tal vez usted sea la persona a la que más corbatas ecológicas se le conocen, ¿es cosa de gusto o se las regalan?
M. R.: Algunas han sido compradas, otras me las han regalado los amigos y los motivos están centrados en muchas flores y animales.
O: ¿Ha hecho el oso en algún momento?
M. R.: Si me ha pasado no me he dado cuenta.
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Aunque Manuel Rodríguez no se ha dado cuenta de que haya hecho el oso, si es consciente de que debido a los múltiples compromisos y una apretada agenda de trabajo, su familia ha sido la damnificada durante los últimos cuatro años. Asegura que toda la vida ha sido trabajador y obsesivo con las responsabilidades, que al estar al frente de ellas su familia lo siente y le reclama por ello.
No obstante, los períodos de vacaciones se constituyen en oasis familiar que disfruta con sus dos hijos Tomás e Isabel y la oftalmóloga Carmen Barráquer, su esposa. Al momento de compensar sus ausencias este padre y esposo elige muy bien a donde ir, por ejemplo las maravillosas vacaciones de 1992 en Kenya, allí se paseó con pinta de safari por los 8 parques nacionales de donde salió encantado porque aprendió algo de pájaros.
Si bien es cierto que la hoja de vida de Manuel Rodríguez Becerra clasifica mas para un nombramiento en el Ministerio del Trabajo, es bueno precisar que además de su buena estrella, el honor de ser el primer Ministro del Medio Ambiente en Colombia que le concedió su amigo el Presidente Gaviria, realmente es un reconocimiento a la labor cumplida.
Publicada en: Revista Ozono. No. 3. Marzo, 1994. Pág. 15-17