Manuel Rodriguez Becerra

Manuel Rogriguez Becerra

Para superar la crisis ambiental

Se necesita no solo una transformación ecológica, también una transformación social y económica.

Por: Manuel Rodríguez Becerra

/ 02 de mayo 2021

La superación de la profunda crisis ambiental enfrentada por el mundo, con el cambio climático y la alarmante pérdida de integridad de la biósfera como sus problemas de mayor jerarquía, exige no solo una transformación ecológica, sino también una sustantiva transformación social y económica. Así se afirmó una y otra vez en la Cumbre de Premios Nobel ‘Nuestro planeta, nuestro futuro’, celebrada esta semana.

Es una visión que coincide con la que se viene debatiendo y construyendo en la Cátedra Abierta Repensar el Futuro de América Latina y el Caribe: ‘Alternativas para la transformación social-ecológica’, convocada por el Foro Nacional Ambiental y Fescol, que se ofrece en la actualidad. En efecto, es necesario buscar simultáneamente la sostenibilidad económica, social y ambiental, lo que implica lograr una convergencia entre la lucha contra la desigualdad, el cambio climático y el declive de la biodiversidad, y transformar la economía para que se alinee con esos propósitos.

Como lo señaló, en la Cumbre de Premios Nobel, Jennifer Hinton, economista y experta en sostenibilidad, el incremento de la desigualdad y de la crisis ambiental está siendo generado por la misma causa: el lugar que como valor máximo adquirió la ganancia financiera en el contexto del modelo económico neoliberal, en los últimos 40 años. Es un modelo que ha generado una concentración de la riqueza sin antecedentes en los últimos cien años, y una mayor desigualdad, como fue evidenciado por Thomas Piketty en El capital en el siglo XXI.

A su vez, ha generado un comportamiento empresarial y ha reforzado unos patrones de consumo y producción con negativos impactos para el medio ambiente, que incluyen el despilfarro y mal uso de la energía y de los materiales bióticos y abióticos, y el deterioro y la destrucción de los ecosistemas. Cientos de ejemplos ilustran esa situación. Mencionemos algunos: las grandes cadenas de valor de la moda rápida han generado unas formas de producción y consumo de alta insostenibilidad ambiental, y una gran injusticia laboral; los productores de combustibles fósiles obstaculizaron la lucha contra el cambio climático, lo que incluyó el práctico congelamiento de la innovación en materia de energías renovables no convencionales y de transporte; y la masiva y trágica deforestación de la región amazónica en marcha, con miras a abrir tierras para la agricultura y la ganadería, está asociada simultáneamente con el incremento de la concentración de la propiedad de la tierra y con la lucha por la supervivencia de colonizadores en la pobreza. En últimas: “No podemos seguir suponiendo que la economía se alinee en forma automática con la sostenibilidad social y ambiental. Se requiere una transición de nuestras instituciones económicas para que se alejen de la ganancia financiera como foco central y se enfoquen directa y prioritariamente en propósitos sociales y ecológicos” (Hinton, 2021).

Como, en la mencionada cumbre, lo señaló Carlota Pérez, reconocida experta en tecnología y cambio social, la superación de la crisis socio-ambiental requerirá otros dos elementos centrales: detonar un proceso de innovación tecnológica equivalente a aquel que se dio en los años 50-60 del siglo pasado y transferir masivamente recursos económicos a los países del sur a través de los mecanismos financieros internacionales. En suma, un nuevo Plan Marshall para superar simultáneamente la crisis económica generada por la pandemia y contar con los recursos requeridos, en los próximos veinte años, para luchar contra el cambio climático y la destrucción de la biodiversidad. Este plan se hace más necesario si se toman en cuenta los enormes recursos, en relación con el PIB, que están inyectando los países desarrollados para su recuperación económica y los mucho menores recursos que están dedicando los países en desarrollo para el mismo propósito. De mantenerse esta situación, se crearía una asimetría tal que conduciría al incremento de la crisis ambiental y de la desigualdad.