Con una mirada profunda al medioambiente de Colombia, su autor, exministro de Medio Ambiente, criticó al presidente brasileño Jair Bolsonaro y en su texto propone que todas las personas tengan dos países: el suyo y la tierra.
Nuestro Planeta, nuestro futuro es el libro con el que el exministro de Medio Ambiente de Colombia, Manuel Rodríguez Becerra, quiere enviar un mensaje con sentido de urgencia: nunca ha existido tanta prosperidad y bienestar en el mundo, pero ello ha tenido un costo medioambiental muy alto que se debe revisar para buscar con prontitud las salidas más efectivas, para Colombia y claro, para el mundo.
“El primer capítulo del libro muestra cómo la humanidad, durante más de 100 años, ha tenido un progreso extraordinario, sin antecedentes en la historia. Mirando todos los datos, no ha existido un período en la historia donde haya existido menos pobreza. Es decir, en el principio del siglo XX el 90 % de las personas vivían en la pobreza y ahora es el 20 %. A principio de siglo había una expectativa de vida de 32 años y hoy está en 78 años”.
En un trabajo profundo expuesto en 500 páginas, el también académico, hace el doble papel de denunciante de la crisis colombiana en materia de deforestación, de agua, de fauna, de deterioro del suelo, de la sobreexplotación marina; y también de pedagogo explicando la importancia de los ecosistemas y la dependencia que de ellos tienen los humanos, para que los habitantes urbanos conozcan y tomen conciencia de ello. Por supuesto, en su análisis, no olvida el contexto mundial.
En diálogo con LA Network señaló que no es de sorprender la tragedia actual de la Amazonia con los incendios, pues a pesar de que hubo en la historia reciente de Colombia momentos en los que la deforestación estuvo aproximadamente en 55 mil hectáreas; hoy el gobierno nacional tiene como meta (entre 2018 – 2022), que caigan 800.000 hectáreas; un deterioro que obviamente es una muestra de lo que ocurre en los demás países de la zona.
“El fenómeno de la deforestación es importante a nivel mundial, regional y nacional. Ahora han llamado la atención las quemas en Brasil y el tema de la deforestación es grave en allí y eso se toca en el libro. Pero ese mismo tema ocurre en Colombia, Perú, Bolivia”.
Advirtió que lo que ocurre con la selva amazónica es dramático, teniendo en cuenta que ella es una bomba de vapor de la cual dependen los regímenes de lluvias del hemisferio.
¿Y qué se puede hacer?
El libro examina con detalle las múltiples crisis, muy particularmente la de la orientación de la ganadería y su relación con la deforestación, al indicar que su país tiene 34 millones de hectáreas dedicadas a este negocio, arrancadas palmo a palmo a los bosques y selvas, y peor aún, con una alta ineficiencia: dos cabezas de ganado por hectárea.
Afirma que desde hace años el país tiene la tecnología necesaria para transformar este sector a una producción más eficiente lo que liberaría entre 10 y 12 millones de hectáreas.
“Gran parte de la deforestación está motivada por las metas de control territorial, por el estatus social que genera la propiedad de la tierra y porque en el mercado vale más una hectárea de potrero que una de bosque. Estamos ante una deforestación inútil y absurda”, expresa Rodríguez Becerra.
En ese sentido insiste en que hay que tener una institucionalidad fuerte, ministerios, corporaciones ambientales autónomas fuertes (en Colombia son las autoridades ambientales en determinadas regiones), pero también un cambio de pensamiento, de orientación tal y como lo analiza y propone respecto a la ganadería y la deforestación: planeación y gestión de las ciudades, orientación de la minería, de la agricultura, insistir en la cultura ambiental “y naturalmente, que todo el progreso esté descarbonizado”, señala el ingeniero industrial de la Universidad de los Andes y magíster en administración de empresas de Oxford.
Precisamente sobre las ciudades, el autor indicó que buena parte del futuro ambiental de Colombia, la región y el mundo, dependerá de lo que se haga y no se haga en las ciudades. “En las ciudades está la mayor posibilidad de la transformación ambiental en el mundo, como, por ejemplo, ir hacia basura cero como están tratando de hacer algunas ciudades europeas”.