Manuel Rodriguez Becerra

Manuel Rogriguez Becerra

Noticias del medioambiente

El estado del medioambiente de Colombia empeoró en el 2016, y en el 2017 no será distinto.

Por: Manuel Rodríguez Becerra

/ 07 de enero 2017

El estado del medioambiente de Colombia empeoró en el 2016, y en el 2017 no será distinto. Y lo grave es que la aceleración del deterioro ambiental sigue en aumento. No es nada nuevo bajo el sol, pues, en balance, es lo que ha estado sucediendo, tanto en Colombia como en el resto del mundo, en las últimas cinco décadas.

No quiere decir que no existan buenas nuevas. Pero el estado de pérdidas y ganancias ambiental siempre está en rojo, como lo simbolizan el calentamiento global o la masiva extinción mundial de especies animales y vegetales, que siguen su marcha. Veamos algunas ilustraciones de lo bueno, lo malo y lo feo en 2016-2017.

Una buena noticia: la entrada en vigor, en el 2016, del Acuerdo de París sobre cambio climático. Una mala noticia: las enormes incertidumbres sobre el futuro del Acuerdo creadas por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, negador declarado de la existencia del cambio climático.

Una buena noticia: el reversazo que, en el 2016, y como reacción a la fuerte presión de la ciudadanía, tuvo que dar el Gobierno colombiano de su decisión de permitir actividades mineras, petroleras y portuarias en el valle del Cocora, en las vecindades de Caño Cristales y en la bahía de Cispatá, respectivamente. Una mala noticia: que haya sido el Gobierno el otorgante de esos permisos, cuando la Constitución le ordena proteger el derecho de los ciudadanos a un medioambiente sano. Otra mala noticia, en concordancia con la anterior: en el 2017, el Gobierno parece insistir en construir una infraestructura de la Armada Nacional en la isla de Gorgona, atentatoria de la integridad ambiental de esta joya del sistema de parques nacionales.

Una mala noticia: en el 2016 quedó claro que la Ciénaga Grande de Santa Marta está colapsando, siendo la causa principal de ello el abandono del ambicioso programa para su restauración por el Gobierno. Una buena noticia: que el ministro Luis Gilberto Murillo esté empeñado en salir al rescate en semejante desastre.

Una buena noticia: las sentencias de la Corte Constitucional que reconocen el derecho de las comunidades a defender su territorio frente a proyectos mineros que le sean perjudiciales. Una mala noticia: el origen de esas sentencias, que no es otro que el intento del Gobierno de tratar al país como un guaca minera.

Una mala noticia: el Ministerio de Ambiente y las corporaciones autónomas regionales (CAR) siguen cayendo en barrena. Una buena noticia: para detener semejante caída, el ministro Murillo ha anunciado una reforma de la institucionalidad ambiental, en particular de las CAR. Una buena noticia: que los institutos de investigación del Sistema Nacional Ambiental –Humboldt, Ideam, Sinchi, Invemar– hayan cumplido más de dos decenios de entregar al país una excelente información sobre su riqueza ambiental y su estado de deterioro. Un sueño de buena noticia: que en la reforma ambiental se mantenga la autonomía de estos institutos de investigación, clave de su éxito, y se fortalezca el sistema de parques nacionales, cuyo balance es positivo.

Una noticia excepcional: la paz, con sus potenciales beneficios para el medioambiente. Pero no son automáticos: hay que trabajar para ganárselos.

Una mala noticia: el anuncio del alcalde Peñalosa, en el 2016, de urbanizar la reserva Van der Hammen, echando por la borda dieciséis años de mandatos legales y estudios científicos. Un sueño de una buena noticia: que Minambiente y la CAR así como le negaron a Peñalosa tan absurda pretensión en el 2001 se la nieguen de nuevo en el 2017. ¿Tendrán estas dos entidades aún la fortaleza para mantener la principal decisión que han tomado en su historia sobre Bogotá?

Coletilla: no obstante lo afirmado en el último párrafo, estoy en desacuerdo con el intento de revocar al alcalde Peñalosa. No es una forma razonable de utilizar los derechos que concede la democracia.