Mi río Cauca
Por: Revista Ozono | Junio 1994
EL 26 DE ABRIL ÚLTIMO, SE FIRMÓ EL ACTA DE LA CONSTITUCIÓN DE LA FUNDACIÓN MI RÍO CAUCA…
Compuesta por un fondo patrimonial inextinguible y un pequeño aparato gerencial, orientada a adelantar actividades para la protección de esta cuenca hidrográfica, que ocupa un lugar estratégico para el desarrollo económico del país. La suscribieron, entre otros, el Ministro del Medio Ambiente, José Vicente Mogollón, los gobernadores de los departamentos y directores de las corporaciones autónomas regionales con territorios sobre la cuenca, el Director del Corpes de Occidente y representantes de organizaciones no gubernamentales. Un capital semilla de $4.300 millones de pesos constituyen un buen indicio de la voluntad existente para echar para adelante la nueva institución. Se culminaron así dos días de intensos debates en los cuales participaron cerca de ciento cincuenta representantes del estado y de la sociedad civil, en un acto que nos llenó de optimismo al recordarnos que en Colombia existen gentes con una ética sustancialmente diferente a la de aquellas quienes con sus acciones y omisiones dieron origen al Proceso 8.000.
Se intenta crear una institución que esté en capacidad de identificar, los problemas de una cuenca de carácter supra-departamental, generar proyectos para su solución y aportar recursos para su ejecución, que será responsabilidad de los entes públicos y privados competentes que operan en la región. La nueva fundación tendrá también como uno de sus objetivos buscar la coordinación de muchas actividades que para la protección de la cuenca realizan las diferentes instituciones.
La tarea es muy compleja y de largo plazo. En el río Cauca se sintetizan hoy los efectos de todas las acciones perjudiciales para el medio ambiente, originadas por muchas actividades productivas y domésticas adelantadas por una buena porción de los habitantes de Colombia, que viven en la cuenca de esta corriente de agua.
Recuérdese que allí se ubican gran parte de las ciudades grandes e intermedias del país (Medellín, Cali, Armenia, Pereira, Palmira, Cartago, Tuluá, etc.), se concentra una porción significativa de nuestra industria manufacturera y se desarrolla la más pujante actividad agropecuaria del país, representada, entre otras, por las industrias cafetera y azucarera. Pero ese dinámico desarrollo económico del occidente colombiano ha sido hecho a costa del deterioro de sus recursos naturales renovables y del medio ambiente, un patrón que de mantenerse atenta con su sustentabilidad.
Pero frente a este cuadro de problemas ambientales hay razones para el optimismo. Bastan algunos ejemplos. Medellín se perfila como la primera gran ciudad en resolver el problema de disposición de aguas servidas de origen doméstico e industrial, mediante el ambicioso programa de construcción de colectores y plantas de tratamiento que adelantan sus Empresas Públicas Municipales. Cali se encuentra adportas de iniciar un programa similar.
Los departamentos y municipios, con liderazgo y participación de las corporaciones regionales, comienzan a comprometerse con la gestión ambiental concientizados por las nuevas obligaciones constitucionales y legales. Tres ejemplos. En el Valle del Cauca tuvo lugar el Primer Encuentro Departamental para la recuperación del Río Cauca, en el cual los municipios ribereños se comprometieron a elaborar agendas ambientales municipales en un plazo de doce meses. En el Quindío se han puesto como meta construir plantas de tratamiento en once de sus doce municipios. Esta es una acción clave para la recuperación del Río La Vieja.
De la misma manera la Corporación Regional de Risaralda lidera el Plan de Acción Ambiental de Pereira, entre cuyos innumerables programas se menciona la recuperación de los ríos Otún y Consota en el tramo urbano, que conlleva la construcción de una amplia red de colectores y de plantas de tratamiento.
Actividades agropecuarias más limpias
En las áreas rurales las corporaciones adelantan también actividades de aliento. Las tres del antiguo Caldas y la CVC comienzan a trabajar en ambiciosos programas para la recuperación de las aguas contaminadas del beneficio del café, en concierto con los comités de cafeteros. Se proponen disminuir el consumo del agua mediante un proceso seco de despulpe, transporte de la pulpa y remoción del mucílago de café, lo que permite reducir el consumo del agua de 40 litros a 0.1 litros por cada kilogramo de café per-gamino seco. La CVC ha venido ejecutando, de tiempo atrás, actividades con la industria azucarera y panelera para controlar los vertimientos de residuos líquidos y sólidos que antes eran arrojados en las corrientes superficiales sin tratamiento previo.
Recuperación de cuencas y reforestación
Las corporaciones de la cuenca cuentan, o están iniciando programas conjuntos con los municipios para la protección de las cabeceras de las fuentes de agua abastecedoras de acueductos municipales y veredales. Si bien es prioridad de la Ley 99 son muchas las acciones que en este campo se remontan años atrás. Entre ellas se menciona, por ejemplo, el plan de manejo de la cuenca del Río Otún, consistente en la protección de más de 12 mil hectáreas cubiertas en su mayor parte por bosque natural protector, adelantado conjuntamente por la CARDER y las Empresas Públicas.
En el campo de la reforestación, las corporaciones tienen el enorme reto de promover la utilización del Certificado de Incentivo Forestal, con el cual se propone plantar 160 mil hectáreas en todo el país. Se desarrollarán también ambiciosos programas de manejo integrado de cuencas, como el que actualmente adelantan la Carder y Corpocaldas en la cuenca del río Risaralda, con cooperación técnica canadiense. A su vez, la universidad del Cauca y la Gobernación están tratando de establecer un con-junto de pautas e instrumentos técnicolegales que coadyuven a resolver algunos problemas del río en esta área.
Esta enumeración de ejemplos que está lejos de ser exhaustiva, ilustra cómo la nueva Ley 99 de 1993, ha detonado nuevos procesos de gestión ambiental, fortaleciendo unos que venían atrás. Ahora toca que las nuevas corporaciones, en Antioquia, Bolívar y Sucre, desarrollen programas similares tomando en consideración las experiencias aquí reseñadas.
En síntesis, el programa de Acción que deberá elaborar y liderar la Fundación Mi Río Cauca, cuya constitución se formalizó en Medellín el 25 de mayo, se visualiza como una de las estrategias prioritarias y más ambiciosas que se está planteando el nuevo Sistema Nacional, Ambiental, muchos de cuyos componentes, como quedó ilustrado, son ya acciones y no simples palabras. El entusiasmo y energía que han invertido sus principales promotores – los gobernadores del Valle, Germán Villegas, y Antioquia, Álvaro Uribe Vélez, así como el director del Corpes de Occidente, y el Director de la CARDER, bien han valido la pena.