Mario Laserna Pinzón, el fundador de la Universidad de los Andes
Alberto Lleras Camargo, expresidente y exrector de la Universidad de los Andes, definió a Mario Laserna Pinzón como “hombre mercurial”.
Por: Manuel Rodríguez
“Mario Laserna un colombiano universal” y “un dirigente irrepetible” son los títulos de los artículos de Luis Fernando Molina y Fernando Cepeda Ulloa publicados en El Tiempo y en El País con motivo de la celebración del centenario de su natalicio el pasado 21 de agosto.
“Razón indomable” es el título de la biografía por L. F. Molina con cuya publicación, el próximo 16 de noviembre, culminarán los actos de celebración de los 75 años de la universidad y el centenario del natalicio de su fundador. Son denominaciones. -hombre mercurial, colombiano universal, dirigente irrepetible, razón indomable- cuya suma captura la personalidad de un hombre complejo, excéntrico y con una inteligencia y lucidez sui-generis, que fue seleccionado como uno de los diez personajes más influyentes del siglo XX en Colombia por un jurado establecido por la Revista Cambio del cual hicieron parte los expresidentes Alfonso López Michelsen y Belisario Betancourt y el historiador Jorge Orlando Melo (Cambio, No. 13, 1999).
Su formación académica fue de un nivel inusitado para su generación.
Profesional en matemáticas (Universidad de Columbia), master en filosofía (Universidad de Princeton) y doctor en filosofía (Universidad Libre de Berlín) con una tesis de grado que le mereció el cum-laude. Más allá de la fundación de la universidad de los Andes, el inventario de sus iniciativas y actividades, todas las cuales adelantó con incomparable compromiso, es vasto, entre otras: autor de diez libros y múltiples ensayos sobre política y filosofía, coleccionista de arte, periodista -director de Semana a principios de los cincuenta, creador de El Mercurio como respuesta al cierre de El Tiempo por parte de la dictadura de Rojas y director de La República-, rector de la Universidad Nacional (1958-60) y pionero ambientalista -cofundó el Instituto de Investigaciones Marinas -Invemar- con los Andes y la Universidad de Gissen y promovió la creación del Instituto de Investigaciones Amazónicas Sinchi como parte del Sistema Nacional Ambiental. Político, fue concejal de Ibagué y de Bogotá y senador por la Alianza Democrática M-19, un hecho que generó no poca controversia y que Laserna lo justificó como una contribución a tender puentes entre los partidos tradicionales y el antiguo grupo guerrillero.
El solo hecho de que hubiera fundado Los Andes es más que suficiente para que se le considere como una de las personalidades más importantes del siglo XX. La universidad es calificada hoy como la mejor de Colombia, la sexta de América Latina (LatAmUniversity Rankings, 2023) y la 198 en el mundo (World University Ranking, 2023). Y más aún si se toma en cuenta la profunda incidencia que tuvo en la modernización de las universidades de Colombia atadas en los años cuarenta del siglo pasado a modelos de educación basados en la cátedra magistral, la memorización, y la formación profesionalista en contraste con el modelo anglosajón que implantó Laserna en los Andes.
En adición, concibió a Los Andes como una universidad no confesional, no partidista y pluralista, con una vocación de tolerancia y respeto por las diferentes visiones del mundo. También la concibió como una institución a ser financiada por el sector privado, una prescripción que tuvo su primera expresión en las donaciones que obtuvo de su padre don Francisco Laserna en los primeros años de funcionamiento de la universidad; Don Francisco fue un empresario hecho a sí mismo que amasó una gran riqueza, que incluía desde actividades en el agro hasta la industria farmacéutica. Las orientaciones académicas no solamente las consignó en sus escritos sobre la universidad sino que las llevó a la práctica mediante el gran liderazgo que ejerció frente al grupo de jóvenes de su misma edad (23-25 años) -excompañeros de colegio en Bogotá y de universidad en los Estados Unidos-, así como personalidades de generaciones anteriores que invitó a participar en la fundación de Los Andes que construyó como un proyecto colectivo.
Su particular capacidad para identificar profesores y administradores promisorios, en Colombia y en el extranjero, fue un factor clave para asegurar la excelencia académica. Alfonso López Michelsen, con 35 años, si bien firmó el acta de fundación, poco después manifestó su escepticismo sobre que tal empresa pudiera llegar a tener algún éxito, pero los hechos lo llevaron a finales de la última década del siglo pasado a reconocer que había estado muy equivocado y que ese inmenso logro era fundamentalmente el producto de la visión y acción de Mario Laserna.