Manuel Rodriguez Becerra

Nuestro Planeta, Nuestro Futuro
Manuel Rogriguez Becerra

Los océanos, en la encrucijada

El cambio climático ha detonado al “trío mortal”: la acidificación, el calentamiento y la desoxigenación del mar. 

Por: Manuel Rodríguez Becerra

/ 20 de junio de 2025

Sir David Attenborough, el gran naturalista y excepcional divulgador de los valores de la naturaleza, estrenó, al cumplir sus 99 años, la que, según él, es una de las películas más importantes de su carrera. “Después de casi 100 años en el planeta, ahora comprendo que su lugar más importante no está en tierra firme, sino en el mar”. El océano es el sistema de soporte del planeta y el mayor aliado de la humanidad contra la catástrofe climática, argumenta. Muestra cómo los océanos del mundo se encuentran en una encrucijada. En efecto, el cambio climático ha detonado la acidificación, el calentamiento y la desoxigenación, cuya gravedad es de tal magnitud que se ha denominado “el trío mortal”. La profundidad de los impactos de estos tres fenómenos dependerá de la medida en que se incremente la temperatura media de la superficie de la Tierra más allá de 1,5 °C, en relación con la era preindustrial.

El aumento del nivel del mar lo causan dos factores relacionados con el calentamiento global: el agua añadida por el derretimiento de los glaciares de tierra firme –en particular en Groenlandia y la Antártica– y la expansión del agua de mar a medida que se calienta. El nivel del mar está aumentando con tasas recientes sin precedentes. Muchas ciudades costeras podrían llegar a ser inviables en las próximas décadas si no construyen obras de protección, las cuales podrían llegar a ser ineficaces más allá de los 4 °C de incremento.

Como producto del cambio climático, se están destruyendo los corales por el fenómeno conocido como blanqueamiento. Un incremento de tan solo un grado Celsius por encima de la máxima de la temperatura del agua en verano, durante más de una semana, puede provocar un episodio de blanqueo coralino. Si la alta temperatura persiste por dos a tres meses, el coral muere. Se estima que para 2050 se extinguirán entre un 70 y un 90 % de los corales, incluso si lográsemos mantener la temperatura terrestre a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.

La acidificación ha sido detonada por el hecho de que los océanos absorben hoy más del 25 % de todas las emisiones antropogénicas de CO2 a la atmósfera cada año. A medida que el CO2 se disuelve en el agua de mar forma ácido carbónico, lo que disminuye el pH del océano, lo que impide que los organismos –desde los corales hasta los mejillones y el zooplancton– puedan usar calcio y carbonato para construir sus caparazones.

“Al trío mortal se suman la sobrepesca y la contaminación marítima de origen terrestre.”

La cantidad de oxígeno en los océanos ha disminuido más de un 2 % entre 1968 y la fecha. Cuanto más caliente es el agua, menos gas se puede disolver en ella como consecuencia de diversos fenómenos. La mencionada disminución de un 2 % es un promedio, pero en períodos de olas de calor en algunos lugares tropicales la pérdida de oxígeno puede llegar hasta el 40 %. Incluso pequeños cambios pueden afectar la vida marina de manera significativa: las aguas con menos oxígeno favorecen a especies como las medusas, pero son perjudiciales para especies más grandes y de natación rápida como el atún.

Al trío mortal se suman la sobrepesca y la contaminación marítima de origen terrestre –plásticos y diversidad de químicos– que se aceleraron en los últimos setenta años. La pesca de arrastre está fuera de control, generando daños inconmensurables en la biodiversidad y en el fondo marino.

¿Qué hacer? Justamente el pasado 11 de junio finalizó en Francia la Tercera Conferencia de los Océanos de las Naciones Unidas, en la cual se adoptaron una ambiciosa declaración política y el plan de acción de Niza, acompañados de compromisos voluntarios de países y actores no estatales, con el fin, entre otros, de implementar el objetivo de desarrollo sostenible 14, centrado en la conservación y el uso sostenible del océano, así como el compromiso internacional para designar al menos el 30 % de las aguas marinas como áreas protegidas.

Sir David Attenborough arguye, en el mencionado documental, que el estado del océano casi le ha hecho perder la esperanza en el futuro de la vida en el planeta. Lo que lo ha salvado de la desesperación es lo que él llama el “descubrimiento más extraordinario de todos”: que el océano puede “recuperarse más rápido de lo que jamás habíamos imaginado”.