La iguana de la discordia
Representantes y ciudadanos de Villa de Leyva y de Sutamarchán se trenzaron, por momentos, en un agresivo y bochornoso enfrentamiento verbal en un foro público.
Por: Manuel Rodríguez Becerra
/ 21 de agosto 2011
Representantes y ciudadanos de Villa de Leyva y de Sutamarchán se trenzaron, por momentos, en un agresivo y bochornoso enfrentamiento verbal en un foro público sobre la estación de bombeo y depósitos de nafta que Ecopetrol se propone construir en las riberas del río Sutamarchán, el límite entre estos dos municipios.
Los miembros del Colectivo Ambiental de Villa de Leyva, organizadores de este foro, que tuvo lugar el jueves pasado con asistencia de más de 300 personas, presentaron sólidas ponencias sobre los negativos impactos que traería el proyecto para el patrimonio cultural, ecológico, paisajístico, arqueológico y paleontológico de la región del Alto Ricaurte (conformada por siete municipios, incluyendo a Ráquira), así como para la cohesión social y el turismo, una posición compartida por el Alcalde de Villa de Leyva y por el Gobernador del departamento de Boyacá.
Los representantes de Sutamarchán, liderados por su alcalde, expresaron su total acuerdo con el proyecto de Ecopetrol que, explicado por el vicepresidente de Transportes de la Empresa, incluye la construcción de gigantescos tanques en un predio de sesenta hectáreas ubicado en este municipio y vecino del monasterio del Santo Ecce Homo. Encuentran en él una oportunidad económica para el municipio, en virtud de los impuestos de comercio e industria, los donativos en dinero y especie que ya está haciendo la empresa a la población, y la generación de empleo.
Infortunadamente, al foro no asistieron representantes del Ministerio de Cultura, ni del de Comercio, ni de la Alta Consejería del Medio Ambiente, ni del Ministerio del Medio Ambiente, que parecen tan ocupados en asistir a cuanto congreso se realice en Cartagena o Bangkok que no les queda tiempo para desplazarse a Villa de Leyva.
De continuar, la agresividad verbal entre los habitantes de estos dos municipios podría derivar en actos de violencia. Ecopetrol es el principal responsable de tan inaceptable situación, lo que constituye una vergüenza el que una empresa con tantos y reconocidos éxitos en el frente económico esté jugado un papel tan dañino en la región. La iguana, su símbolo de la “responsabilidad social corporativa”, parecería haberse extraviado entre los restos de los dinosaurios que están sepultados en la zona.
Es incomprensible que Ecopetrol, una empresa cuyo socio mayoritario es el Estado, haya resuelto construir sus instalaciones en las cercanías del monasterio del Santo Ecce Homo. Quien haya estado en este excepcional monumento espiritual y arquitectónico, emplazado en un ambiente natural único, no requiere muchas explicaciones. Pero más incomprensible, aún, es que la Empresa, por sí y para sí, se proponga cambiar la vocación de la región, cuando ello debería ser el producto de un concienzudo proceso de análisis por parte de los gobiernos nacional y regional y de los diferentes sectores de la sociedad interesados en el futuro de esta región, incluyendo los lugareños.
Entre quienes participamos en el foro, somos muchos los que pensamos que la región debería continuar construyendo su presente y su futuro como lo ha estado haciendo desde hace más de cinco décadas; es decir, a partir de sus múltiples y singulares patrimonios, que van desde el paisajístico hasta el arquitectónico y pasando por el paleontológico y el artesanal, entre otros. Hay quienes ven en la llegada de la planta de Ecopetrol un deseable viraje para la región a la cual seguirían nuevas actividades económicas. El debate está abierto y, como se concluyó en el foro, no debería tomarse ninguna decisión sobre la licencia ambiental de las instalaciones de Ecopetrol, bajo consideración del Ministerio del Ambiente, sin antes incorporar en su proceso de estudio un análisis concienzudo, informado y trasparente sobre el futuro de la región, con una amplia participación ciudadana.