Entrevista con motivo de la publicación del libro
“Presente y futuro del medio ambiente en Colombia"
Por Camilo Andrés Garzón | Octubre 20, 2023
“Aunque es catastrofista, el legado de Petro puede ser lo ambiental.” Entrevista con Manuel Becerra Rodríguez, uno de los pioneros del ambientalismo en Colombia. Publicó recientemente Presente y futuro del medio ambiente en Colombia.
Manuel Rodríguez Becerra es uno de los pioneros en la creación de instituciones ambientales en Colombia. Fue el primer ministro de Medio Ambiente del país, y ayudó a coordinar su creación. Hizo parte de la Comisión Mundial de Bosques y fue cofundador del Foro Nacional Ambiental (1998).
Hace poco publicó el libro Presente y futuro del medio ambiente en Colombia, que alimenta esta entrevista.
LSV: Desde la conferencia de Río, en el año 1992, hasta 2022 se han realizado veintisiete Conferencias de las Partes (COP) para poner al mundo en una senda de reducciones de gases de efecto invernadero. ¿Han servido?
Manuel Rodríguez Becerra: Esas conferencias han tenido poco éxito, para decir lo menos. Su meta original era poner al mundo en una senda de disminución de emisiones de gases de efecto invernadero, de forma que en el año 2000 no superaran las emisiones del año 1990. Treinta años después las emisiones han incrementado en un 60 por ciento con respecto a 1990.
De acuerdo con cálculos basados en las actuales tendencias de emisiones, a junio de este año restaban tan solo 8 años y 10 meses para alcanzar el límite de aumento de temperatura de 1,5 grados centígrados que se estableció en el Acuerdo de París, luego del cual se espera que los eventos climáticos extremos se intensifiquen aún más. ¿Si eso no es un fracaso, qué es un fracaso?
Ahora, uno podría decir que si esas medidas no se hubieran tomado, el resultado actual sería peor. Pero ese no es el punto. El punto es que esos acuerdos estaban pensados para evitar eventos climáticos extremos que hoy, sin duda, ya estamos viviendo en todo el mundo, como las olas de calor en Europa de 2022 o las inundaciones en Colombia entre los años 2010-2011.
Aunque no todas las iniciativas han sido un fracaso. Por ejemplo, un caso de éxito lo muestra el Protocolo de Montreal, un tratado internacional diseñado para proteger la capa de ozono mediante la situación de los CFC por hidrofluorocarbonos que no la atacaran. Este entró en vigor en 1989, y se estima que en 2040 la capa de ozono volverá a los niveles que tenía en 1980.
LSV: ¿Cómo afecta ese saldo negativo de las conferencias climáticas a Colombia?
Manuel Rodríguez Becerra: Mucho. Porque Colombia es uno de los países con mayor vulnerabilidad frente a los impactos del cambio climático. Por ejemplo, un informe de 2021 del Swiss Re Institute dice que la economía de Colombia ocupa el séptimo lugar, entre 48 países, en vulnerabilidad ante los efectos adversos del cambio climático. El estudio tiene en cuenta factores, como los impactos sobre el PIB de los riesgos físicos que vienen del cambio climático gradual y los riesgos climáticos extremos.
Otro estudio, del Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, que asesora al gobierno de ese país, dice que Colombia hace parte de los once países del mundo que “más probablemente enfrentarán temperaturas más cálidas, condiciones climáticas más extremas y alteraciones de los patrones oceánicos”. Entonces Colombia tiene que tomar medidas de adaptación para evitar que eventos como las inundaciones de Mocoa en 2017.
LSV: ¿De dónde vienen las emisiones de gases de efecto invernadero de Colombia y qué priorizaría usted para reducirlas?
Manuel Rodríguez: A nivel mundial, las emisiones de gases de efecto invernadero proceden de los sectores de producción de electricidad (25 por ciento), industria (21 por ciento), transporte (14 por ciento) y bombillas (6 por ciento). Todos esos factores suman el 66 por ciento que vienen fundamentalmente de la quema de combustibles fósiles. Pero esa imagen varía mucho entre regiones.
Mientras que la agricultura, la silvicultura, y otros usos del suelo representan el 24 por ciento de las emisiones totales del mundo, para América Latina representan más del 50 por ciento. En Colombia más del 59 por ciento viene de las emisiones sumadas por la deforestación, la agricultura y la silvicultura.
Por esa razón, para Colombia, como para los otros países de Latinoamérica, la deforestación es su principal problema, y detenerla y adelantar una regeneración masiva de los ecosistemas de bosques es su principal prioridad, así como transformar la forma en que se hacen las actividades agropecuarias.
El gobierno de Iván Duque comprometió al Estado a reducir sus emisiones en un 51 por ciento hacia el 2030. Pero no condicionó el cumplimiento de ese compromiso a la transferencia de recursos económicos y tecnológicos. Ese es un objetivo que será muy difícil de cumplir, pero el país sí puede avanzar enfocándose, principalmente, en reducir el tamaño de la deforestación de los bosques nacionales.
LSV: ¿Por qué es tan importante proteger los ecosistemas de bosques?
Manuel Rodríguez Becerra: Los bosques son el paisaje predominante de Colombia. De 81 tipos de ecosistemas naturales que hay en el país, 54 son forestales y arbustivos. Es en los ecosistemas de bosques donde se concentra la mayor biodiversidad del país, la segunda del mundo y la primera por kilómetro cuadrado.
Si bien los bosques tropicales están compuestos principalmente por árboles, un bosque es mucho más que eso, y comprende todas las formas de vida que lo habitan: vegetales, animales y microorganismos. También son fundamentales en la generación del ciclo del agua.
La protección de los bosques en Colombia no es una prioridad solamente por reducir las emisiones contaminantes del país, sino en términos del país mismo. Que seamos un país tan rico en biodiversidad implica un deber ético de proteger esa enorme riqueza.
Pero la gran amenaza para los bosques ha resultado de la deforestación. Alrededor del 70 por ciento de la deforestación en Colombia se debe a la ampliación de tierra para la ganadería, que hoy ocupa una extensión aproximada de 34 millones de hectáreas, en contraste con las siete millones de hectáreas de cultivos agrícolas.
Este avance se incrementó sustancialmente entre 2014 y 2017, ascendiendo a 663 mil hectáreas deforestadas. Entre 2018 y 2021 volvió a crecer llegando a ser 701 mil hectáreas, siendo la Amazonía la zona más afectada, pues concentró alrededor del 58 por ciento de la deforestación.
LSV: En esa tarea de proteger los ecosistemas de selva ha tomado mayor relevancia global la protección del bioma amazónico. ¿Por qué es tan determinante?
Manuel Rodríguez Becerra: Porque la gran cuenca amazónica es considerada uno de los nueve puntos de inflexión climática a nivel planetario. Esto quiere decir que un cambio en ese lugar puede desencadenar una transgresión a otros ecosistemas y áreas. Estudios recientes han mostrado que la deforestación en la selva amazónica está influyendo en el clima del Tíbet, a más de 15 mil kilómetros de distancia.
Esto se debe en parte a que los bosques amazónicos son los más ricos en diversidad hidrológica en el mundo, por lo que una afectación en esa cuenca tiene efectos múltiples. Entre estos está el desequilibrio de los balances de agua y energía, el debilitamiento del transporte de humedad por los ríos aéreos, que pone en riesgo el suministro de agua para diferentes regiones y ciudades, y, en general, la afectación de la calidad del aire en toda Suramérica.
El punto de inflexión de la selva amazónica ha sido motivo de preocupación desde que una investigación liderada por Carlos Nobre, un científico brasilero, mostró en 2007 que con una deforestación cercana al 40 por ciento de la Amazonía experimentaría una disminución de las precipitaciones, lo que conduciría a una sabanización de ese ecosistema y perdería buena parte de su humedad, como la gran bomba de vapor de agua del mundo.
LSV: ¿Cómo ha cambiado la institucionalidad ambiental en Colombia desde que usted fue director del Inderena en 1990?
Manuel Rodríguez Becerra: Se puede hablar que desde el comienzo de los años 90s el país tomó una senda muy decidida de creación de institucionalidad ambiental. La Constitución de 1991 tiene cerca de 50 artículos sobre medio ambiente y desarrollo sostenible, muy inspirados por el clima global de discusión de estos temas que se dió con la conferencia de Estocolmo de 1972 y las discusiones previas a la cumbre de Río de 1992. La Corte Constitucional reconoció esto y señaló en una de sus primeras sentencias que era una de las primeras constituciones verdes del mundo.
Otro hito fue la ley que creó el ministerio de medioambiente, que se acompañó de la creación de cinco institutos de investigación (Ideam, IIAP, Sinchi, Instituto Humboldt e Invemar) que son muy fuertes técnicamente y que producen conocimiento sobre el tema ambiental que está a años luz de lo que había disponible cuando me tocó ser el gerente del Inderena, que era el instituto nacional de Recursos Naturales Renovables y del Ambiente, creado en 1968.
A propósito de la creación de esta ley del ministerio de ambiente, muchos gremios privados se opusieron tenazmente a su creación. El entonces presidente de la Andi (la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia) se opuso férreamente a su creación. Fue con la intervención del presidente César Gaviria que se logró salvar en el Congreso. Entonces, es claro que muchos grupos privados se han opuesto a que se cree esa institucionalidad, y no ha sido un proceso sin oposición de intereses económicos concretos.
Uno podría decir que el daño ambiental en Colombia habría sido mucho mayor sin que toda esa institucionalidad ambiental se creara en Colombia. De hecho, Colombia, comparado con la región de América Latina, ha ocupado el segundo o tercer lugar en desempeño ambiental, según el índice de Desempeño Ambiental publicado cada dos años por las universidades de Yale y Columbia. En balance, hemos estado muy en la punta en la defensa ambiental, al menos en el continente.
LSV: Usted también rescata las iniciativas de la sociedad civil que han abanderado causas ambientales en Colombia. ¿Cuáles cree que son las más importantes?
Manuel Rodríguez Becerra: Han sido distintas luchas. En Parques Nacionales se han dado movilizaciones para impedir que se conviertan en centros hoteleros. Un caso paradigmático fue el del Parque Natural Tayrona, que a principios de los setenta agrupó distintas movilizaciones para evitar que la Empresa Colombiana de Turismo dedicara sus playas a un gran complejo hotelero y turístico, y los sucesivos intentos que se han dado en la misma dirección.
Otros movimientos han sido claves en el avance de la legislación ambiental. Como el conjunto de acciones que adelantó una alianza entre comunidades afrocolombianas e indígenas de la región Pacífica, en virtud de los daños para la salud ocasionados por la contaminación de mercurio procedente de la minería ilegal. Esto condujo, en 2017, a que la Corte Constitucional declarara el río Atrato como sujeto de derechos.
También ha estado toda la lucha por la restauración y descontaminación del río Bogotá que se está haciendo actualmente. Están los casos de las minas de oro y litio en La Colosa y Santurbán. En ambos casos, la sociedad civil generó estudios que mostraban los daños ambientales de los proyectos y eso ayudó a que se archivaran.
Otro hito ha sido la lucha por el reconocimiento de los derechos de las comunidades indígenas sobre el territorio. Eso ha garantizado que, hoy, el 65 por ciento de la región amazónica esté compuesta de resguardos indígenas y parques nacionales, dos figuras que han mostrado ser claves para la preservación del bosque.
LSV: ¿Cómo evalúa la política ambiental del gobierno Petro en lo que va corrido de su mandato?
Manuel Rodríguez Becerra: Yo tengo grandes esperanzas en este gobierno en el tema ambiental. En forma muy concreta, ha anunciado que disminuirá la deforestación en la región amazónica. Eso ya empezó a hacerlo. Ha mostrado unos primeros resultados en reducción de la deforestación: durante el año 2022, la deforestación en Colombia tuvo una reducción cercana al 10 por ciento, pasando a ser de 156 mil hectáreas anuales. En la región amazónica la perdida de bosque disminuyó un 25 por ciento.
La otra gran apuesta es restaurar 758 mil hectáreas de bosque y ya existen los recursos económicos para eso. Es una tarea difícil la preservación del bosque, pero si sólo esas dos apuestas fueran exitosas sería ya un legado muy importante.
Petro es catastrofista en el tema del cambio climático y se equivocó al decir que se suspendía la exploración de nuevos contratos de petróleo y gas. Pero, aparte de eso, es una persona que le apuesta al medioambiente como algo que de verdad le preocupa, y tiene una ministra muy competente en Susana Muhamad. Ese puede ser uno de sus grandes legados, en parte porque es difícil que encuentre tanta oposición en ese plano como sí la ha encontrado en las reformas que quiere pasar por vía del Congreso.
LSV: Finalmente, ¿usted siempre fue ambientalista? ¿Cómo se convirtió en uno?
Manuel Rodríguez Becerra: Yo no era ambientalista.Había estado intelectualmente interesado en el tema ambiental porque fui decano de Artes y Ciencias de la Universidad de los Andes en el año 76, que incorporaba el departamento de biología y todos los de ciencias naturales. Ahí fui apoyado por Mario Laserna, que fue la primera persona a la que le escuché hablar de ecología cuando yo era estudiante, y con él creamos el área de ecología dentro del departamento de biología de los Andes.
Hasta ahí el interés era intelectual. Yo me volví ambientalista con el nombramiento que me hizo César Gaviria como director del Inderena. Él me había mandado ofrecer inicialmente la gerencia del Icfes, a lo que inmediatamente dije que no. Luego, cuando me ofreció dirigir el Inderena, le dije que sí, pero le pregunté que por qué me nombraba en ese cargo. Él me dijo: “cuando usted fue decano manejó antropólogos y biólogos. Pues bueno, esa es la gente que usted va a manejar en ese cargo”.
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