Manuel Rodriguez Becerra

Manuel Rogriguez Becerra

‘El Pacto Ambiental Colombiano’

Respetado(a) Candidato(a) Presidencial: ¿Tomará usted medidas efectivas para detener el caótico y disperso proceso de urbanización de las grandes ciudades de Colombia

Por: Manuel Rodríguez Becerra

/ 22 de marzo 2010

Respetado(a) Candidato(a) Presidencial: ¿Tomará usted medidas efectivas para detener el caótico y disperso proceso de urbanización de las grandes ciudades de Colombia, como se tipifica en el grotesco caso de Bogotá y la Sabana, que está sacrificando tierras agrícolas de valor único para la seguridad alimentaria del país así como ecosistemas y paisajes insustituibles?

¿Está usted decidido a detener este modelo urbanístico que lanza a los más pobres a vivir en lugares inhabitables por su vulnerabilidad ambiental, fomenta la ubicación de los más ricos en urbanizaciones de baja densidad en los suburbios, propicia el despilfarro de energía y genera lamentables condiciones de calidad ambiental para la mayor parte de habitantes urbanos? ¿Está usted listo a vencer a quienes fomentan esta absurda situación en aras de sus ganancias de corto plazo, entre los que seguramente se encuentran algunos ilustres financiadores de su campaña? ¿Está usted dispuesto a crear las condiciones institucionales para que caiga todo el peso de la ley sobre quienes están atentando contra la posibilidad de todos los colombianos de acceder al agua potable, lo que, en últimas, equivale a atentar contra los derechos a la salud y a la vida? Por ejemplo, ¿está usted dispuesto a que su gobierno cree las condiciones para que vayan a la cárcel los empresarios que están destruyendo los páramos con los cultivos de papa y otras actividades ilegales, así como quienes estén destruyendo los humedales (un bien público para la protección del agua) con el fin de robarles tierra para la agricultura? ¿Detendrá, su gobierno, el rugir de las dragas y retroexcavadoras que para la explotación del oro están invadiendo los más diversos rincones del país, dejando a su paso un paisaje lunar y comunidades arruinadas? ¿Acaso le parece a usted inaceptable lo que está ocurriendo con la gran minería a tajo abierto en el centro del Cesar? Y si así le parece, ¿qué va a hacer su gobierno para que no se repita en Colombia el lamentable balance de destrucción ambiental y social dejado por la actividad minera en la mayor parte de países en desarrollo que han registrado “bonanzas” como las que ahora experimenta nuestro país en la materia? ¿Está usted, candidato presidencial, dispuesto a jugársela por la consolidación de los resguardos indígenas y las propiedades colectivas de las comunidades negras, uno de los proyectos más audaces de justicia y protección ambiental del mundo que, consagrado en la Constitución de 1991, ha sido abandonado en los últimos gobiernos? ¿Se dispone usted a detener la proyectada carretera del Darién y la construcción de la carretera Pereira-Nuquí, y evitar, así, la destrucción de dos de los lugares de mayor riqueza en biodiversidad del planeta? ¿Declarará usted el Parque Nacional Natural de Bahía Málaga, para asegurar la protección de este hermoso santuario natural nido de las ballenas jorobadas? ¿Está usted en desacuerdo con las afirmaciones del presidente Álvaro Uribe según las cuales los Llanos Orientales son un territorio vacío que se debe habilitar para la actividad agropecuaria en toda su extensión, a excepción de los morichales, que habría que proteger? ¿Está usted de acuerdo en que la política de protección y aprovechamiento de la pesca continental y marina de los últimos años ha sido un desastre? Pues bien, señor(a) candidato(a), son muchas más las preguntas que existen para formularle. Pero si usted ha respondido negativamente a esta pequeña muestra, por favor, absténgase de discursear sobre sus grandes propósitos ambientales, pues serían simple y pura paja. Y si, de contera, ya firmó el Pacto Ambiental Colombiano, como casi todos los candidatos lo han hecho (http://www.pactoambientalcolombia.com/), bien valdría la pena que se eche para atrás, puesto que, o no entendió de qué se trata el Pacto, o lo hizo como un acto de la más estridente demagogia.