Manuel Rodriguez Becerra

Nuestro Planeta, Nuestro Futuro
Manuel Rogriguez Becerra

¿Dos convenciones, dos fracasos?

La crisis ambiental global se sigue agudizando. ¿Hacia dónde nos dirigimos?

Por: Manuel Rodríguez Becerra

/ 09 de noviembre 2024

La Conferencia de las Partes de la Convención de Biodiversidad de la Naciones Unidas 2024, más conocida como COP16, realizada en Cali, finalizó el 2 de noviembre en la mañana. Y la Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas de 2024, más conocida como COP29, se realizará en Bakú (Azerbaiyán) entre el 11 y el 22 de noviembre.

Las dos convenciones fueron firmadas en la histórica Conferencia de Río de Janeiro sobre Medio Ambiente y Desarrollo en 1992 por 120 jefes de Estado y 70 altos dignatarios. Como miembro de la delegación colombiana, recuerdo bien cómo en los procesos de negociación de estos dos tratados internacionales existía la expectativa de que a partir de lo acordado estos dos graves problemas estarían en vías de solución unos años después.

En efecto, la meta original de la Convención de Cambio Climático fue colocar al mundo en una senda de disminución de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera de tal magnitud que hacia el año 2000 estas no superaran las del año 1990 y que a partir de aquel año disminuirían en forma sustantiva. Treinta y dos años después, la concentración se ha incrementado en un 18,5 %.

En forma similar a la firma de la Convención de Biodiversidad, se tenía la expectativa de detener el declive de la biodiversidad, siendo dos de los principales medios detener la deforestación de los bosques, pero desde 1992 esta ha sumado aproximadamente 420 millones de hectáreas. Y desde 1970 el total de las poblaciones de fauna silvestre ha disminuido en un 73 %. En síntesis, estos dos tratados internacionales han tenido muy poco éxito, para decir lo menos.

La COP16 de Cali tuvo como uno de los objetivos centrales crear o fortalecer los medios de implementación del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal, acordado hace dos años como una estrategia con 23 metas para lograr un cabal cumplimiento de la Convención. En la COP16 se hicieron algunos avances como lo señaló EL TIEMPO en reciente editorial, que reconoce además el gran éxito que fue para Colombia y para Cali esta COP en términos de movilización de la ciudadanía, creación de conciencia ambiental, y en poner en vitrina mundial lo que representa nuestro país en biodiversidad. Pero en el caso de la financiación del Marco, sin la cual la implementación sería muy parcial, no hubo ningún progreso. Más que preocupante.

La COP29 de cambio climático tendrá como tema central la financiación. Hay que recordar que en el Acuerdo de París, 2015, se fijó como meta disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) hacia 2030 en forma tal que no se sobrepase un incremento de la temperatura de 1,5 °C en relación con la era preindustrial. Y en este marco cada país fijó unas metas voluntarias de reducción de GEI que fueron reajustadas en 2020.

La situación hoy es que prácticamente todos los países están retrasados en cumplirlas y que así las cumplieran este límite se transgrediría a finales de esta década y se transitaría hacia un incremento de entre 2,6 °C y 3,2 °C. La distancia entre la financiación requerida para no llegar al límite de 1,5 °C, o al menos mantenerse por debajo de 2 °C, es gigantesca, tanto en los países desarrollados como en desarrollo, y ronda en varios billones.

En el caso de los países en desarrollo, la Convención exige específicamente que las naciones desarrolladas proporcionen recursos financieros en forma concesional para asegurar que aquellos países –con una responsabilidad menor en la situación creada– puedan cumplir con sus metas de mitigación y de adaptación. Una de las estimaciones indica que se requeriría una transferencia de un billón de dólares anuales entre 2025 y 2030. Entre 2015 y hoy, la transferencia a los países en desarrollo ascendió aproximadamente a 60.000 millones de dólares anuales, o, en otras palabras, se requeriría multiplicarla por quince veces para alcanzar la cifra requerida. Es una meta que resulta totalmente imposible acordar en la COP29.

La crisis ambiental global se sigue agudizando. ¿Hacia dónde nos dirigimos?