Manuel Rodriguez Becerra

Nuestro Planeta, Nuestro Futuro
Manuel Rogriguez Becerra

Defendamos a Gorgona

La Armada Nacional argumenta que es un proyecto crítico para la lucha contra el narcotráfico.

Por: Manuel Rodríguez Becerra

/ 19 de noviembre 2022

Esperamos que el gobierno del presidente Gustavo Petro desautorice las obras que se proyecta iniciar el próximo mes de enero para establecer un muelle y otras infraestructuras portuarias en el Parque Nacional Natural de Gorgona, con miras a que sirvan como uno de los puntales en la lucha contra el narcotráfico. Se trata de una iniciativa originada y financiada por la Oficina Internacional de Asistencia Antinarcóticos y Cumplimiento de la Ley de Estados Unidos.

Desde 2017 ha habido una tajante oposición a este proyecto por parte de científicos y ambientalistas a la que los gobiernos anteriores simplemente le pusieron oídos sordos. ¿Por qué rechazamos este proyecto? Ernesto Guhl (q. e. p. d.), el gran ambientalista –quien fuera miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales–, lo explicó en su momento en forma sencilla y contundente: “Hay lugares que nos pertenecen a todos por formar parte del patrimonio y la memoria colectiva, bien sea por su valor simbólico, su belleza o su importancia para la vida y el futuro. En ellos no deben adelantarse actividades que afecten su imagen ni sus calidades. A nadie se le ocurriría instalar una antena de microondas en el Capitolio Nacional, ni una discoteca en la Quinta de San Pedro Alejandrino, como tampoco tumbar las palmas de la plaza de Cayzedo para hacer un parqueadero, o urbanizar los jardines botánicos. Todos ellos poseen valores simbólicos para la identidad nacional y local, o conservan valiosas características especiales del territorio. La isla de Gorgona y el mar que la rodea pertenecen a esta categoría desde el momento en que dejaron de ser lugar de castigo y reclusión, para convertirse en espacios para la conservación, la investigación y la recreación. Hace 35 años el presidente Belisario Betancur la transformó en un lugar de libertad y futuro al declararla parque nacional”. (Semana Sostenible, 11 de mayo, 2017).

Gorgona es hoy una joya del sistema de Parques Nacionales y de la conservación de islas en el mundo, como lo reconoce la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Hace cinco años subrayé en esta columna que en sus 61.687 hectáreas –1.568 ha terrestres, 97,6 % marino– se encuentra una alta y única biodiversidad: 381 especies de peces, 155 especies de aves, 35 de reptiles, siete de anfibios y 430 tipos de plantas con flores, de las cuales el 4 % son endémicas. Además, contiene uno de los arrecifes coralinos más desarrollados y únicos del Pacífico Oriental Tropical y más extensos del Pacífico colombiano.

El proyecto contempla un muelle de 170 metros, un radar en el punto más alto de la isla (ya construido), una subestación de guardacostas de tercer nivel (con bloques administrativo y de alojamiento para infantes y oficiales), y un tanque de almacenamiento de 5.000 galones de combustible. Como es obvio, este sería el inicio del establecimiento de una base más amplia en el futuro. La Academia de Ciencias y el Comité Científico del PNN Gorgona han señalado en diversos documentos y comunicaciones dirigidas a los anteriores gobiernos los daños que este proyecto produciría a la biodiversidad terrestre y marina de este gran parque nacional.

La Armada Nacional ha argüido que este es un proyecto crítico para la lucha contra el narcotráfico y, en general, para la defensa de la soberanía sobre el Pacífico. Pero hay una pregunta que nunca ha respondido: ¿por qué no se construye esa infraestructura portuaria, para la defensa de esa zona del país, en Guapi, que se ubica tan solo a 55 kilómetros de Gorgona?

Si el gobierno del presidente Petro continúa con este proyecto, iría a contrapelo de sus propósitos de convertir a Colombia en una Potencia Mundial de la Vida y de transformar radicalmente la política del país sobre el narcotráfico. El proyecto de la estación de guardacostas en Gorgona pertenece a la vieja política antidrogas dictada desde la Oficina Internacional de Asistencia Antinarcóticos de Estados Unidos.