Manuel Rodriguez Becerra

De capa caída

Por: Claudia Cerón. El Tiempo | 30 de noviembre 2008

El tema del medio ambiente está en decadencia en Colombia. Por una parte, porque la fusión del Ministerio de Medio Ambiente con los temas de desarrollo y vivienda ha sido nociva para la entidad que nació hace quince años con el fin de proteger las riquezas del segundo país del mundo con mayor biodiversidad. Por otra, porque gran parte del recurso humano técnico fue desmantelado. Sin embargo, el país obtuvo el noveno puesto dentro del Índice de Desempeño Ambiental Mundial, una posición que ha suscitado desde aplausos hasta críticas y escepticismo.

Estos son algunos de los análisis y discusiones planteadas por el libro Gobernabilidad, instituciones y medio ambiente en Colombia, editado recientemente por el Foro Nacional Ambiental. Se trata, dice Manuel Rodríguez Becerra, editor del libro y quien fue el primer ministro de la cartera, de hacer una mirada retrospectiva sobre lo que ha sido el ministerio, cuál ha sido su historia, cómo se concibió, en qué estado están otras instituciones del sector y los recursos naturales nacionales, entre otros temas.

Según lo muestra el libro, Colombia ocupa el noveno lugar en el mundo de acuerdo con el Índice de Desempeño Ambiental. ¿Esto qué significa?

El índice es creíble. Colombia mantiene un buen lugar dentro de los diez primeros lugares. Nuestra posición es alta en relación con la protección ambiental a nivel global. Dos hechos lo explican. Uno, que Colombia tiene una baja contribución en el cambio climático por dos razones: nosotros producimos energía hidroeléctrica; eso es excepcional en el mundo, pero este no es el resultado de una política ambiental, sino un regalo de Dios.

Pero el segundo hecho sí tiene que ver con una política ambiental, no necesariamente relacionada a la creación del Ministerio del Medio Ambiente.

La destrucción de bosques en el país es relativamente baja, comparada con otros países. Una de las mayores causas del calentamiento es la deforestación. Mantenemos una gran cantidad de bosques conservados en la zona pacífica y la amazonía. Somos ricos en diversidad biológica. Eso marca mucho para el índice de Colombia.

¿A qué se debe esta conservación?

Básicamente, a decisiones que se tomaron en los gobiernos de Barco y de Gaviria, con la creación de los grandes resguardos indígenas y las propiedades colectivas de tierras en la Costa Pacífica y el Amazonas, que se encuentran relativamente bien conservadas. Si no se hubieran tomado estas medidas constitucionales, la deforestación en esas zonas hubiera sido un genocidio extraordinario. Hay que reconocer que hay deforestación y destrucción del bosque, pero lo que no hay es una cuchilla que arrase cientos de miles de hectáreas, como pasa en Brasil o en Bolivia.

Uno de los puntos clave del libro tiene que ver con el análisis de lo que ha significado la creación del Ministerio del Medio Ambiente.

El ministerio ha sido un esfuerzo grande, pero no aislado. Colombia ha hecho un esfuerzo mayor sobre otros países que viene de muchos años atrás, mucho antes del Ministerio. Hay antecedentes como el Código de Recursos Ambientales, el Inderena y las corporaciones regionales, algunas de lujo, otras no tanto. Todo esto ha permitido tener una gran institucionalidad que no tienen países como Perú, Bolivia o Venezuela, que están lejos de tenerla.

Otro hecho positivo es que el sistema tiene recursos económicos importantes de rentas propias.

Uno de los grandes logros del ministerio en estos 15 años tiene que ver con el tema de parques nacionales. En ese campo se ha avanzado; incluso en la actual administración de Juan Lozano, se le ha dado importancia al tema, y tal vez en la única área que ha logrado cumplir con su compromiso, por ahora, de fortalecer institucionalmente al Ministerio.

¿Sin embargo el libro alerta, desde su introducción, sobre el declive del tema de medio ambiente en el país?

Henry Mance, uno de los autores, habla de un ascenso restringido del tema ambiental desde el año 1994 para acá, pero también habla de una decadencia desde el 2002 a 2006.

Otro estudio, que no se publica en el libro, también muestra este declive.

De acuerdo con las conclusiones del informe, realizado por una comisión de expertos nacionales e internacionales, financiado por la embajada de Holanda, la fusión del Ministerio del Medio Ambiente con los temas de desarrollo y vivienda ha sido tremendamente nociva para la gestión ambiental de Colombia. Uno, porque se redujo el presupuesto interno del ministerio en lo ambiental entre 2002 y 2006. Dos (que lo muestra el libro) es que la fusión llevó a que se debilitaran los dos cuerpos técnicos más importantes del ministerio de la parte ambiental, con la disminución del número de técnicos. La dirección de ecosistemas y la dirección de desarrollo sostenible se debilitaron en forma impresionante. En un ministerio de medio ambiente contemporáneo, su corazón es la dirección de ecosistemas.

Lo que hicieron con la fusión fue desmontar la parte ambiental, eso ha sido lo más grave, no hay equipo para hacer el trabajo. (se pasó de 40 a 5 técnicos)[1]. Y no ha habido en el ministerio la tal integración que se decía en la fusión. En la práctica eso no funciona. El viceministerio del agua y el del ambiente no se hablan entre sí.

Los planes decenales de agua que se están sacando ahora no incorporan la protección del recurso. Este debate se hizo en el reciente Foro Nacional Ambiental, el primero de una serie de encuentros regionales sobre diferentes temas ambientales en cada región. En el eje cafetero quedó claro que el viceministerio no tiene nada que ver con lo ambiental, lo cual es una cosa absurda. Era la gran oportunidad de integrar los dos temas, pero no está funcionando así.

El ministro Lozano dice que se tiene un ministerio más avanzado porque se tiene una gestión integrada del agua, del territorio, pero las evaluaciones que tenemos muestran que esto no se está haciendo. Las ventajas que hubiera podido tener la fusión realmente no se han desarrollado.

¿Cómo se evidencia?

La prueba ácida de que el Ministerio del Medio Ambiente no está funcionando es el desastre de la sabana de Bogotá. La protección de la sabana de Bogotá y de sus cerros es una prioridad nacional. El uso de sus tierras debe ser agrícola y no se debe permitir la expansión de la urbanización dispersa para construir casa quintas. Pero en estos 15 años esta zona ha sido un desastre.

Aunque hay un mandato de ley que señala la protección de esta zona, simplemente el ministerio no lo ha hecho cumplir y tampoco la CAR. La ley no se ha reglamentado, se está urbanizando de forma dispersa en Guasca, La Calera (viviendas estrato cinco y seis, sacrificando tierras agrícolas y contribuyendo al calentamiento global porque hay que bombear agua a esos sitios. El tema de las ciudades dispersas es una preocupación en el mundo.

Pareciera que a pesar de los avances en estos 15 años, no se han podido resolver temas fundamentales como este.

Durante los 15 años no hemos podido resolver, además del tema de la sabana, el problema de los parques naturales que siguen deteriorándose.

Paradójicamente, con la seguridad democrática se siguen deteriorando más.

¿Paradójicamente?

El caso concreto del páramo de Sumapaz, en donde se desaloja la guerrilla y entran los paperos y la contraguerrilla de una forma brutal, una paradoja que no se ha podido resolver.

Finalmente, algunos autores del libro hacen referencia a los retos de Colombia frente a lo que significa el desarrollo industrial vs. la protección del medio ambiente. Un ejemplo claro es el tema minero. Colombia se está convirtiendo en una potencia en este campo, pero Ingeominas ha otorgado títulos mineros en el 40 por ciento del área de los páramos del país. Esos son datos de hace un año, puede haber aumentado, son títulos mineros para explorar, pero ya hay minería de cielo abierto en un páramo en Santander. Tampoco hemos sido capaces de proteger los páramos en estos 15 años y la amenaza ha aumentado en forma alarmante.

{1} Errata: En la Dirección de Ecosistemas se pasó de 40 a 5 técnicos  durante la administración de Sandra Suárez. En la administración de Juan Lozano se ha intentado corregir esta situación y en la actualidad cuenta con aproximadamente 15 funcionarios. (Errata introducida por Manuel Rodríguez, de conformidad a la entrevista que concedió a la periodista)