Manuel Rodriguez Becerra

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Manuel Rogriguez Becerra

COP16 sobre biodiversidad

Se requiere una inyección de recursos económicos para frenar la deforestación de la selva amazónica.

Por: Manuel Rodríguez Becerra

/ 14 de enero 2024

Se requiere una inyección de recursos económicos para frenar la deforestación de la selva amazónica.

Colombia fue designada, por solicitud del gobierno de Gustavo Petro y gracias a las gestiones realizadas por la ministra Susana Muhamad, como sede de la décimo sexta Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica, COP16, que se realizará entre el veintiuno de octubre y el primero de noviembre de 2024. Este tratado internacional es de suma importancia puesto que tiene como propósito básico detener el declive de la biodiversidad que conjuntamente con el cambio climático y la contaminación química constituyen la tríada de la crisis ambiental mundial.

Es significativo que se realice en Colombia, el segundo país más rico en diversidad de especies de flora y fauna y de ecosistemas del mundo, como se evidencia en nuestros dos mares y se expresa en los extraordinarios y múltiples paisajes continentales asociados que incluyen desde aquellos que se encuentran en las planicies del Caribe y la Sierra Nevada de Santa Marta, hasta los de las selvas amazónica y del Pacífico, pasando por los de la Orinoquía, hasta los de las cordilleras andinas y valles interandinos.

La COP16 es una oportunidad para que Colombia y los países amazónicos reiteren al mundo por qué se requiere de una sustantiva inyección de recursos económicos para detener la deforestación de la gran selva amazónica y adelantar su restauración: están en juego el 30% de la biodiversidad mundial y la estabilidad climática y del ciclo del agua; la perdida de estos bosques ya está teniendo graves consecuencias ambientales en diversos confines de la Tierra. La gestión de un aporte masivo de recursos internacionales para proteger la Amazonía es uno de los temas prioritarios planteados por el gobierno del presidente Petro en su ambiciosa agenda sobre cambio climático, biodiversidad y agua, como parte central de su propósito de consolidar a Colombia como Potencia Mundial de la Vida.

En síntesis, la COP16 constituye una gran oportunidad para Colombia, que como país anfitrión la presidirá, para liderar unas negociaciones dirigidas a que los países del mundo adquieran un mayor compromiso con el cumplimiento de los acuerdos alcanzados en la Convención de Biodiversidad, firmada en la Cumbre de Río en 1992. Necesario reconocer que su cumplimiento ha estado muy lejos de lo acordado, un caso similar al de la convención de cambio climático, lo que ha conducido a que la crisis ambiental se haya agravado en las últimas décadas como lo ilustran el incremento del 62 % en la emisión de gases de efecto invernadero desde 1992, y la pérdida de cobertura arbórea que aumentó de 13,4 millones de hectáreas en 2001 a 22,8 millones en 2022.

En la convención de biodiversidad se han obtenido algunos logros siendo, quizá, el principal la creación y ampliación de las áreas protegidas en el mundo. En Colombia las políticas de parques nacionales, de resguardos indígenas, y de propiedades colectivas de las comunidades negras, que en su conjunto representan el 42 % del territorio nacional, han sido, en balance, exitosas en la protección de la biodiversidad y de los bosques. Sin embargo, el tercer informe de Parques Cómo Vamos (2023) ha puesto la alarma de que hoy el 60 % de los parques nacionales son víctimas de algún tipo de amenaza.

El gobierno de Petro se ha comprometido a bajar sustantivamente la deforestación en todo el país y a restaurar 758.000 hectáreas de bosque. 2024 será una prueba de fuego para su implementación, en un gobierno que hasta la fecha ha demostrado tener graves falencias en hacer lo que promete. Pero si a finales del año se registran avances en todos los frentes de su ambicioso programa ambiental (bosques, agua, cambio climático), estos serán la mejor carta de presentación de Colombia en la COP16. De hecho Colombia y Brasil ya podrían presentar un importante logro: según cifras preliminares, en 2023 la deforestación de la Amazonía habría disminuido, en 70 % y 50 % respectivamente, en comparación con 2022. Si estas cifras se confirmaran y esta tendencia se lograra mantener, en el largo plazo, serían una extraordinaria noticia para el mundo.