Manuel Rodriguez Becerra

Manuel Rogriguez Becerra

Colombia, ¿Líder mundial?

Colombia ocupa el noveno puesto por su desempeño ambiental, entre 149 países del mundo, el segundo en las Américas y el primero entre los países de ingreso medio.

Por: Manuel Rodríguez Becerra

/ 26 de julio 2008

Colombia ocupa el noveno puesto por su desempeño ambiental, entre 149 países del mundo, el segundo en las Américas y el primero entre los países de ingreso medio. ¿Es creíble esta conclusión del estudio realizado por dos centros de investigación de las universidades de Yale y Columbia? He intentado responder esta pregunta, que me hicieron mis amigos de Razón Pública, mediante un amplio análisis cuyos principales argumentos comparto con mis lectores.

El Índice de Desempeño Ambiental (EPI, por sus siglas en inglés), base del ranking, sintetiza 25 indicadores para los cuales se intenta establecer la proximidad de cada país a metas globalmente aceptadas. Así, el indicador ‘saneamiento básico’ establece qué tanto se acerca un país al 100 por ciento de cobertura de servicios de alcantarillado y similares, y el indicador ‘esfuerzos para la conservación’ mide qué tanto se aproxima un país a la meta de establecer como áreas protegidas el equivalente a un 10 por ciento de su territorio continental.

Colombia alcanza su mayor calificación en la protección de la biodiversidad y hábitat, muy por encima del promedio registrado tanto en los países de las Américas, como en los países de ingreso medio, clasificados por el PIB. Es básicamente el reflejo de la gran extensión de selva conservada en Colombia mediante los parques nacionales, los resguardos indígenas y las propiedades colectivas de las comunidades negras, un caso único en el mundo. Pero, en un publicitado especial de Newsweek (4 de julio) sobre el estudio Yale-Columbia, se sugiere erróneamente que esta calificación particular determina el alto puesto de nuestro país, desconociendo que el peso asignado por el EPI a la protección de la biodiversidad apenas es del 7,5 por ciento.

¿Cuáles son, entonces, los indicadores que hacen la diferencia? En las calificaciones de cambio climático (con un peso del 25 por ciento en el EPI) y contaminación del aire (con un peso del 12,5), Colombia supera ampliamente a los otros países, mientras que en los otros campos nos encontramos en el promedio.

Que Colombia se desempeñe tan positivamente en cambio climático se explica principalmente por las bajas emisiones de gases de efecto invernadero producidas por la generación de electricidad, que en un 80 por ciento proviene de las hidroeléctricas (cero emisiones).

En contraste, las altas calificaciones de nuestro país en los indicadores sobre contaminación del aire seguramente descenderían si se incorporaran recientes hallazgos del Banco Mundial y algunas universidades, que muestran una grave situación. Y lo cual, además, ilustra las grandes debilidades enfrentadas por el EPI como consecuencia de la deficiente información existente en los países en desarrollo. Precisamente se ofrece un análisis de sensibilidad sobre la incidencia que tendrían hipotéticos errores de información en la posición obtenida por cada uno de los países. Colombia podría llegar a bajar hasta 32 posiciones, para ocupar el puesto 41, si hubo muchos errores en la información referente a aquellos 25 indicadores.

Y en el estudio aparece claro que solo a largo plazo es factible mejorar significativamente el desempeño ambiental de un país, por lo cual argüir, como se ha hecho, que la alta posición de Colombia se debe a la acertada gestión ambiental del actual gobierno es, para decir lo menos, una infortunada caricatura, que demerita un instrumento de política que podría ser de gran utilidad.

En síntesis, debemos tomar el EPI con cautela. Y si bien nuestro glamoroso noveno lugar no es tan firme, el estudio nos indica con solidez que en el peor de los escenarios Colombia podría ubicarse entre el 30 por ciento de los países punteros, clasificación en la cual solamente se encuentran 10 países en desarrollo. Un hecho de todas formas positivo, pero que no puede servirnos para ocultar la urgencia de detener el gran deterioro ambiental que sufre hoy el país y las deficiencias de nuestra política ambiental.