'Colombia está en una senda ambiental que es insostenible'
Exministro de Ambiente asegura que ‘urge un diagnóstico correcto para corregir el rumbo’.
¿Estos recientes atentados de las Farc contra el ecosistema colombiano no deberían ser un escándalo mundial?
Son un escándalo mundial. De hecho, el pasivo ambiental que han dejado las Farc a lo largo de la historia es enorme. Bien valdría la pena que en la Comisión de la Verdad se incorporara el tema porque los daños han sido muy grandes, desde hace muchos años y de muy diverso tipo. (Lea también: Devastadores efectos de acción de las Farc en ecosistema de Putumayo)
Pero estos derramamientos de petróleo han causado especial dolor…
Causan más impresión porque son deliberadamente actos terroristas. Y que las Farc los cometan en medio de las conversaciones de paz es todavía más grave. (Lea también: Pasarán años antes de que los ecosistemas afectados se recuperen)
Las Farc también han deforestado para sembrar coca…
Es otro desastre. Lo que han hecho en la Sierra de la Macarena, la joya ecológica del planeta, no tiene límite. Le atravesaron una carretera con maquinaria robada al Gobierno, para transportar coca. Se trata de un sitio único en el mundo, reconocido por toda la ciencia. Pero si bien condeno totalmente lo que han hecho las Farc, también me preocupa mucho que el país solo se escandalice sobre el mal estado del medioambiente cuando ocurren este tipo de hechos.
¿Servirán las labores de contención de este derrame para que la zona se pueda recuperar?
Eso de que se va a recuperar son cuentos. Simplemente se contiene el daño, pero las consecuencias de largo plazo son aún impredecibles y de muy diverso tipo. Cuando el petróleo entra en un cuerpo de agua quieto, como pueden ser los humedales, tiene un efecto de mucho más largo plazo, porque el petróleo va al fondo, se mezcla con los sedimentos y genera unos problemas muy serios en relación, en primer lugar, con la cadena alimenticia. Aunque en el agua corriente el impacto es menor, también es grave porque el petróleo va a las orillas. Obviamente se afecta la población durante un buen tiempo, no puede utilizar agua potable, ni para fines domésticos ni para la agricultura. (Lea también: ‘Para evitar acciones terrroristas nos tocaría poner un soldado cada cinco metros’)
¿Pero no tenemos estudios sobre ese impacto ambiental a largo plazo?
Colombia podría tratarse del país del mundo donde ha habido más atentados petroleros de carácter terrorista con graves impactos sobre el medioambiente. Fíjese que el Eln viene haciendo atentados contra la infraestructura petrolera desde que se construyó Caño Limón, en forma sistemática. Se calcula que fueron varios Exxon Valdez los que se derramaron en ese oleoducto. Y es increíble que después de tantos atentados no haya habido alguna universidad, instituto de investigación privado o público que se haya ocupado de evaluar cómo serán esos impactos a largo plazo. En cambio, desde que ocurrió lo de la BP en el golfo de México, lo están monitoreando con estudios muy serios que arrojan graves preocupaciones sobre los estragos años después.
¿Comparables a los estragos de los derrames terroristas en Colombia?
Lo del golfo de México fue en un medio marino. El vertimiento en Colombia puede llegar a los acuíferos, los depósitos de agua subterránea, y sería un daño para siempre. Ni siquiera hemos estudiado si eso puede haber pasado en el Putumayo. Pero en el pasado ha habido campos petroleros que se manejaron mal, por ejemplo en el Magdalena Medio, los primeros que hubo en Colombia, que produjeron daños muy graves a las aguas subterráneas por haber hecho mal la explotación.
Ante todo este desastre, ¿dónde están los ambientalistas? Son bravísimos, intensos, activos, pero aquí no ha aparecido ninguno…
Las organizaciones ambientales se han ido debilitando infortunadamente. Hace unos años, en Colombia eran bastante más activas. Muchas de las ONG ambientales son internacionales, entonces, entre comillas, prefieren parecer neutrales ante estas cosas. Pero además, muchas organizaciones que operan en el país entraron a ser financiadas por el mismo Estado, o por empresas petroleras, agrícolas, mineras. Eso puede ser positivo para la protección ambiental, pero también negativo porque, si no hay ONG que tenga independencia del sector privado o del público, pierden su independencia y, por lo tanto, su garra de denuncia y pelea. Por eso hay ONG del mundo que no reciben dinero ni del Estado ni del sector privado y prefieren financiarse independientemente.
¿Qué pasa con una organización tan independiente como Green Peace?
Está comenzando actividades en Colombia. Ha estado dando la pelea por los páramos. Pero, la verdad, no he oído que en esto se haya pronunciado.
¿A nivel del Gobierno, existe alguna noción sobre nuestro futuro ambiental?
Pues cómo le parece que en el Plan Nacional de Desarrollo, que nadie lee, se reconoce que el país está en una senda ambientalmente insostenible. Lo dice en forma explícita, a partir de unos diagnósticos del Banco Mundial, de la Ocde, etc.
¿Y qué es lo que estamos haciendo mal?
El problema es que hemos crecido a ritmo muy satisfactorio en los últimos diez años, pero, en ese proceso, las presiones ejercidas sobre los recursos naturales en Colombia, y en particular sobre el medioambiente, han sido muchísimo más altas que las producidas sobre los países de la Ocde, por ejemplo, por cada punto del PIB.
¿Y eso lo reconoce el Plan de Desarrollo?
Tal cual. Eso no lo dice ningún ambientalista extremo, lo dice el Plan de Desarrollo. Pero a nadie le importa. En los últimos 20 años se ha venido acelerando la destrucción ambiental en diferentes frentes, por diferentes medios. El Estado no está siendo capaz de controlar ese desbordamiento. El plan alude a algo que llama el “crecimiento verde”.
El Ministro sale a decir que es la primera vez que en Colombia se hace un plan envolvente que abarca a todos los sectores. No. El Presidente y su Ministro lo primero que deberían hacer es ponerle un SOS al país.
¿El futuro del medioambiente en Colombia se nos salió de las manos?
Así como hemos admitido que el conflicto ha estado desbordado en el país por años, pues hay también un desbordamiento en lo que se refiere a destrucción de la naturaleza. Si no se reconoce que el sistema ambiental está salido de madre, y si no se le hace el diagnóstico correcto para corregir el rumbo, nunca va a resolverse el problema.
En el sector privado tampoco hay un solo dirigente del país que, además de poner el grito en el cielo para que el Gobierno ponga las condiciones tendientes a que el país crezca económicamente, haya hecho una declaración en la última década de que estamos acabando la base natural del país. El Plan de Desarrollo dice que la destrucción ambiental desbordada nos va a hacer insostenibles económicamente.
También es cierto que algunas licencias ambientales no dejan hacer nada…
En los últimos 15 años, Colombia se la ha jugado por la seguridad inversionista, pero convertir la licencia ambiental en un trámite es una monstruosidad. Primero se debe establecer si se puede hacer la explotación económica y en qué condiciones. La licencia exprés es terrible. No es en absoluto razonable que, frente a un proyecto de gran complejidad como una hidroeléctrica o una carretera de las 4G, se le den al Gobierno 30 días para que evalúe el proyecto ambientalmente.
El nuevo presidente de Ecopetrol anuncia ‘fracking’, pero con responsabilidad ambiental…
No hay condiciones para hacer eso bien en Colombia. Por eso presentamos con otras personas una solicitud de moratoria al fracking. Entre otras razones, porque la institucionalidad es tremendamente débil. Y porque incluso en el mundo hay muchas incertidumbres. Que lo prohibieran en el estado de Nueva York, en Alemania y el hecho de que en Estados Unidos haya habido 400 levantamientos populares contra el fracking algo indica.
El Ministro de Medio Ambiente es muy activo…
El discurso del Ministro de Medio Ambiente debe ser denunciarle al país, aunque parezca raro, que esto está salido de madre. El Estado no está en capacidad de enfrentar todos estos problemas. Lo de la minería ilegal es de mucha gravedad, y ha ido en incremento; lo que está pasando en el Pacífico, que genera la contaminación de mercurio y está destruyendo las propiedades colectivas de las comunidades negras; lo del bajo Cauca. Lo de la serranía de San Lucas, que hace 20 años tenía entre 500.000 y 600.000 hectáreas de bosque en buen estado. Hoy queda entre el 20 y el 30 por ciento no más. En cualquier país del mundo sería un tesoro, por su enorme riqueza en diversidad biológica y agua; aquí ni siquiera hemos sido capaces de declarar la zona protegida, porque es muy rica en oro, y se la están cargando. La destrucción ambiental, le insisto, está salida de madre.
¿Y qué puede hacer el ministro Vallejo?
No sé si entienda totalmente porque él no es un experto en eso, pero además el Ministerio de Medio Ambiente es tan pequeño y limitado… Esto tiene que ver con políticas ambientales, mineras, agrícolas y con el desorden enorme de este país, donde hay una cantidad de sectores que están por fuera del control del Estado a través de grupos criminales, informales, de la nueva riqueza, legal o ilegalmente hecha. En cierto sentido estamos viviendo el posconflicto. Hay una cantidad de empresas de mediano tamaño que están drenando humedales para sembrar palma de aceite. Eso está pasando en el Magdalena Medio, en la Orinoquia. Secan humedales, tumban morichales, cortan matas de monte. En algún momento, después de que hagamos la paz, habrá que hacer una especie de pacto nacional, a ver cómo contenemos esto, que es clave para el desarrollo futuro del país.
Publicado en El Tiempo https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-15954038