Manuel Rodriguez Becerra

Centro de los objetivos de desarrollo sostenible
CIUDADES SOSTENIBLES: UN REQUISITO NECESARIO PARA ENFRENTAR LA CRISIS AMBIENTAL

El 55% de la población mundial — 4.500 millones de personas — viven en ciudades. En 2050, Naciones Unidas estima que esta cifra ascenderá a 6.500 millones de personas, es decir, dos tercios de la humanidad viviendo en ciudades. Justamente, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 11 ahonda en la necesidad de construir ciudades sostenibles. Si la humanidad no lo hace, difícilmente se podrá afrontar la crisis ambiental global. 

En la sexta conferencia de la cátedra Nuestro Futuro, organizada por el Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de América Latina y el Caribe (CODS), Manuel Rodríguez Becerra —primer ministro de Ambiente en el país y profesor emérito de la Universidad de los Andes— explicó en detalle el rol de las ciudades en el marco de la crisis ambiental. 

¿Por qué son tan importantes las ciudades? Unos datos preliminares: aunque las ciudades ocupan el 3% de la superficie terrestre, representan entre el 60 al 80% del consumo energía y son responsables del 70% de las emisiones de carbono. Por eso, decía el rector Alejandro Gaviria en la conferencia, sería imposible asegurar la sostenibilidad de los países sin tener en cuenta lo que ocurre en las ciudades. 

Un mundo urbanizado 

La concentración urbana es diferenciada. El profesor Rodríguez explicó que en África, por ejemplo, el 54% de la población vivirá en ciudades en 2030. No obstante, este porcentaje para el caso de Europa asciende a 80% y en América Latina al 85%. Este crecimiento vertiginoso, decía Becerra, tiene que ver también con nuestra historia como humanidad, con la construcción de las civilizaciones, del Estado, de la política y la democracia.  Por eso, señalaba Becerra, es importante entender el rol que las ciudades tienen hoy, en un momento trascendental de crisis ambiental en el planeta. 

Es fundamental tener en cuenta las afectaciones ambientales de las ciudades en el mundo, dijo Becerra y explicó que la huella ecológica de Estados Unidos no es la misma que la de Colombia por varias razones. Explicaba el profesor Becerra que en consumo de energía renovable, los países que están en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), consumen 10% de energía renovable y los países de América Latina 26,3%. Las emisiones de CO2 en los países de la OCDE también son mucho mayores. Las toneladas de CO2 per cápita son de 9,7 en los países de la OCDE frente a 3 en América Latina. La huella ecológica per cápita en las naciones de la OCDE es de 8,33 hectáreas per cápita  versus 2,77 hectáreas per cápita .

Manuel Rodríguez Becerra Centro ODS

En América Latina y el Caribe, las mayores emisiones de CO2 en las ciudades provienen de la energía, de los cambios de uso del suelo, de la agricultura y finalmente de los residuos. En este punto el profesor hizo énfasis en la ganadería, pues en la medida en que se siga urbanizando, aumentará el consumo de carne y los cambios de uso de suelo para ganadería. Con el cambio climático, el continente ya he experimentado algunas anomalías, como altas temperaturas, lluvias torrenciales, avalanchas, incendios forestales, entre otros. En este punto, Rodríguez Becerra alertó por los 800 millones de personas que vivirán que vivirán en 2050  en las ciudades donde los niveles del mar podrían subir más de un metro.

 

Otra de las afectaciones comunes en las ciudades son las enfermedades por la mala calidad del aire. La contaminación del aire en las capitales del mundo es preocupante. En ciudades asiáticas y del medio oriente, como Delhi  y Dhaka, la concentración anual de material particulado excede en más del 50% los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En América Latina, cuatro ciudades superan los límites de la OMS: Santiago, Lima, México DF y Bogotá. Al problema con la contaminación del aire (que se asocia con 2.000 muertes anuales en Bogotá) se suman las preocupaciones por las estimaciones de aumento de temperatura de hasta 2.7 grados centígrados en la próxima década.

Adaptación y mitigación 

El gran reto de las ciudades en América Latina, dijo Rodríguez, es alcanzar el desarrollo sostenible dentro de los límites impuestos por la naturaleza. En Ciudad de México, por ejemplo, la calidad del aire ha mejorado y a su vez lo ha hecho la economía, una muestra, decía Becerra, de que el desarrollo sostenible es posible. 

Teniendo en cuenta que las ciudades cada vez son más densas, el profesor Becerra señaló que es importante reducir las emisiones de gases efecto invernadero  en el transporte y la ampliación del acceso a los servicios para favorecer la implementación de medidas de eficiencia energética. Esto no se puede desligar de un trabajo por la igualdad: una de cada tres personas, explicaba el profesor, carecen de agua potable  en las ciudades del mundo y más de la mitad de la población mundial carecen de saneamiento básico seguro.

En América Latina son necesarios varios esfuerzos: el 26% del agua dulce del planeta está en esta región, pero solo el 20% de las aguas residuales de América Latina reciben tratamiento. En América Latina, señalaba el profesor Becerra, es necesario derrotar la deforestación y tener en cuenta que miles de comunidades están ubicadas en zonas de riesgos o en  zonas ambientalmente no urbanizables. Esta vulnerabilidad, con las anomalías climáticas, se ha acrecentado. 

Ciudades sostenibles 

Estamos en una década trascendental, señalaba el profesor Becerra. Es momento de que los gobiernos locales tomen decisiones sobre cómo invertir en adaptación al cambio climático. En Florida, por ejemplo, el aumento a nivel del mar ha generado un debate sobre cómo se pueden prevenir los riesgos ante inundaciones y crecimiento del nivel del mar. Lo mismo sucede con Cartagena, que además de los riegos por el aumento del nivel del mar, está expuesta a las consecuencias de la acidificación de los océanos. 

En ciudades como Bogotá o Medellín, agregó el expositor,  es necesario proteger la estructura ecológica principal y tomar medidas para mejorar la calidad del aire. En Medellín se han hecho esfuerzos importantes para medir la calidad del aire y tomar medidas, mientras que Bogotá se quedó rezagada al no implementar el plan decenal de descontaminación del aire (2010-2020). En Colombia, dijo, la contaminación del aire urbano genera costos anuales cercanos al 1,12% del PIB.

La disposición de basuras. Este es otro tema clave. Para Becerra, es necesario pasar de los vertederos de basura a unos rellenos en donde prime la digestión, el compostaje, el reciclaje y la reutilización. Actualmente, solo el 16% de la basura es reciclada. Se requieren, decía el profesor, esfuerzos de inversión y avances tecnológicos en ese campo, también un cambio de ética en la ciudadanía frente a las basuras. Como ejemplo habló de las ciudades inteligentes, donde se piensa en la integración de tecnología, desarrollo, reducción de pobreza, transporte, salud, entre otros aspectos que inciden en la vida de los ciudadanos.

Manuel Rodríguez Becerra - Alejandro Gaviria

Para que una ciudad sea sostenible, es necesario recordar las palabras de Indira Gandhi: “la pobreza es la peor forma de contaminación”. Así lo señaló el profesor Rodríguez, quien hizo énfasis en los problemas de los asentamientos informales y los riesgos que enfrentan por el cambio climático. En Brasil, comentaba Becerra, las favelas han venido cambiando los últimos 40 años por el trabajo de la gente que vive en esos barrios informales. Lo cierto, señalaba,  es que las condiciones de habitabilidad han venido cambiando cuando aumenta la riqueza. En Haití, el 70% de la población vive en barrios informales, en Perú, cerca del 30%, en Colombia, por lo menos el 15% y en Chile, el 10%; este último país ha experimentado un crecimiento económico importante que le ha permitido mejorar las condiciones de vida de su población.

La exposición sobre ciudades sostenibles fue comentada por el rector de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria, y por la secretaria de Ambiente de Bogotá, Carolina Urrutia. Para ella, el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Bogotá, así como los de otras ciudades y municipios del país, debe articularse con la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). De hecho, en el evento comentó que la Alcaldía hará una articulación con la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) para que los planes de ordenamiento  de 12 municipios como La Calera, Chía, Cajicá, entre otros aledaños a la capital, estén articulados con el de Bogotá. Solo si los municipios y las ciudades le dan primacía a lo ambiental se podrán generar condiciones para cumplir con la Agenda 2030 de desarrollo sostenible.

Para pensar en las ciudades del futuro, el profesor Becerra propuso unos principios orientadores: erradicación de la pobreza, ordenamiento territorial respetando los ecosistemas, morfología urbana basada en crecimiento compacto, vecindarios habitables y socialmente incluyentes, economía circular con el ideal de basura cero, reducción de extracción y uso de materiales, cambio en los patrones de consumo, descarbonización de la economía y medidas para la adaptación al cambio climático.

Al terminar la conferencia, el profesor Manuel Rodríguez dijo que existe esperanza cuando se ven, como en Bogotá, a movimientos de jóvenes defendiendo la naturaleza, el interés colectivo y el hábitat urbano. Luchas como la de la reserva Thomas van der Hammen o la de preservar los humedales, resultan esperanzadoras. El rector de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria, cerró la conferencia  con una frase de Jane Jacobs que también atañe a los jóvenes, y tiene que ver con la imaginación y la creación: “Diseñar una ciudad de los sueños es muy fácil; reconstruir una ciudad viva requiere de imaginación” .