Boom minero-energético
Entrevista con Manuel Rodríguez, Ex Ministro de Medio Ambiente
Por: Miguel Eusse / Manuela Rodríguez | 17 de noviembre 2010
Manuel Rodríguez Becerra es un académico de tradición y de vocación, después de terminar sus estudios en Ingeniería Industrial en la Universidad de los Andes se vinculó a la academia. Fue decano de la Facultad de Artes y Ciencia, así como de la Facultad de Administración. Adicionalmente, fue el primer ministro de Medio Ambiente en Colombia durante el gobierno de César Gaviria. Su participación en la Constitución Verde y la acción de su investigación Medio Ambiental fueron de vital importancia.
Revista Económica Supuestos: Para usted, ¿qué es el Boom Minero? ¿Cómo afecta éste el medio ambiente?
Manuel Rodríguez: El futuro ambiental de Colombia está siendo determinado por grandes fuerzas y éste dependerá de cómo las enfrentemos; minería, hidrocarburos, biocombustibles y la demanda mundial por alimentos. Las anteriores generan una tensión sobre el uso del subsuelo en Colombia. Además existen dos fuerzas a nivel global, el cambio climático y el post-conflicto; por experiencia internacional el post conflicto ha sido más dañino para el medio ambiente que el mismo conflicto. Entonces, en mi opinión, en este momento Colombia tiene más fuerzas que nunca, y como ya lo mencioné la minería es una de ellas no sólo desde el punto de vista ambiental sino económico, social y cultural.
R.E.S.: Teniendo en cuenta el alto índice de contaminación que genera la actividad minera, ¿cree usted que las medidas de regulación ambiental actuales son las adecuadas?
M.R: Las medidas sí están siendo consideradas, sin embargo, es mucho el camino que falta por recorrer. Lo más preocupante diría yo, es la protección a las fuentes hídricas y, en general, la ruptura del ciclo básico del agua. La minería a cielo abierto produce una contaminación impresionante, las excavaciones acaban con las fuentes subterráneas y éstas, a su vez, alteran el ciclo básico del líquido. Es uno de los peores efectos de la minería. En mi opinión, se necesitan más académicos y personas verdaderamente interesadas en el medio ambiente y su protección para así lograr una mejora.
R.E.S.: En el ámbito social, ¿cómo ve usted la posición de las minorías con el Boom? ¿Se están viendo beneficiadas o afectadas?
M.R: El balance general de lo social en la minería en Colombia y América Latina es muy negativo. Si se estudia lo que ha ocurrido en los últimos doscientos, cien o cincuenta años en la mayoria de países donde hay o hubo explotaciones mineras (yo he visitado muchos) se encuentran paisajes desolados. Se ven poblaciones destruidas, se acaban las tradiciones locales culturales, nada comparado a cómo eran antes; en vez de mejorar, empeoraron. Un ejemplo es el Chocó y el norte de Antioquia donde la minería ha existido por años y no ha habido evolución. Estos pueblos siguen sin carreteras, sin agua, sin alimentación o educación; localmente son un desastre.
R.E.S.: ¿Qué debe cambiar en el trabajo de explotación en Colombia?
M.R: El buen uso de los dineros recaudados en regalías. Actualmente, por diferentes condiciones, las regalías son despilfarradas y no son usadas para lo que deberían. Considero que una buena administración de las mismas podría desencadenar un trabajo social relevante y cambiaría las condiciones de salud, nutrición y educación de los involucrados en las actividades mineras. Un monto podría ser reutilizado en la recuperación del ambiente deteriorado.
R.E.S.: Desde que comenzó todo el proceso de reforma constitucional y desde que fue usted primer Ministro de Medio Ambiente, ¿en qué hemos avanzado en materia ambiental?
M.R: Claramente se ha mejorado, con la Constitución del 91 mejor conocida como la Constitución Verde se incluyó toda la terminología medio ambiental en Colombia. Además, con la ampliación del uso del recurso de tutela y la interconexión del medio ambiente con derechos fundamentales como la salud y la vida, las propuestas colectivas dejaron de ser necesarias. Por otra parte, bajo el gobierno de Virgilio Barco se comenzó con el proyecto de protección de áreas en Colombia, que desencadenó una Ley de la República que protege el 44% del territorio colombiano, entre humedales, bosques y otros, lo que nos da una ventaja sobre los demás países. Éste es “El Secreto” mejor guardado del medio ambiente en Colombia. También aparecieron los territorios bajo jurisdicción de protección indígena y de las negritudes.
R.E.S.: ¿Cree usted que las condiciones generales del país (instituciones, economía, política, etc.) son suficientes, buenas o malas para afrontar el Boom?
M.R: Claramente Colombia no está lista. De hecho ya están prendidas las alarmas por miedo a que el Boom minero desencadene una enfermedad holandesa, que la apreciación del peso termine por destruir empleos y afectar seriamente la economía nacional. También existe miedo y preocupación de que haya un desequilibrio de bienes transables.
Por otra parte, la experiencia minera del país no es positiva. El despilfarro de regalías, el deterioro de la calidad de vida de las personas ubicadas alrededor de las zonas de exploración y explotación (el Cesar, por ejemplo). Asimismo, existen consecuencias negativas como la contaminación de las playas de Santa Marta por el comercio de carbón. No estamos listos. No contamos con instituciones fuertes que puedan ejercer eficientemente sus funciones respetando la ley. Cabe excluir empresas como Cerrejón y Cerromatoso, que cumplen las políticas impuestas y realizan actividades compensatorias a la comunidad que se ve afectada, pero no van más allá de la ley. Deberíamos empeñarnos en buscar otras formas de extracción y explotación que no deterioren tanto el ambiente; una minería sostenible. Deberíamos asegurar que los estándares ambientales sean responsables con los efectos que causan en poblaciones y territorios. Pero la situación no es fácil, la reciente reforma del código minero dejó por fuera 19 de 21 propuestas. Actualmente, Ingeominas da el título minero e inmediatamente se desencadena la exploración con vigilancias ineficientes sobre el proceso. El nuevo código tiene huecos gigantescos. Además, está la minería ilegal que menos cuenta con regulaciones ambientales. Cuando estas son descubiertas no son cerradas, les dan 2 años para volverse legales, mientras despilfarran, explotan sin compensación alguna al daño que causan. Son mineros intermedios los que realizan actividades ambientalmente insostenibles (hablamos de 1500 maquinas en Caucasia, y 700 en Zaragoza).
Otra razón por la que no estamos listos es la incapacidad de aplicar la ley de cierre. Según la ley sancionatoria las empresas que generen actividades mineras ilícitas deben entregar su maquinaria, ésta debe ser expropiada y decomisada. Pero las leyes de cierre son débiles, no hay actuaciones fuertes de las entidades pertinentes (por ejemplo, el caso de Caucasia).
R.E.S.: ¿Qué impactos negativos e irreversibles tendría el Boom en el medio ambiente? ¿Qué opina acerca del impacto que tiene la extracción del petróleo y el carbón sobre la calidad de vida de la sociedad en los departamentos con abundancia (Guajira, Cesar, Chocó, Casanare)?
M.R: La tradición minera de América Latina presenta un balance negativo. Si miramos la experiencia de Chocó, el oro ha sido explotado por mucho tiempo y su sociedad expone un paisaje de desolación y de pobreza. Se quedaron sin las vegas de sus ríos donde cultivaban sus alimentos. En general, no hay reglas claras para compensar el daño causado. Por otro lado, la exploración es otro problema. Un ejemplo es el petróleo que, por la falta de tecnologías avanzadas que minimicen el impacto ambiental del proceso, tiene un efecto indirecto grave, se están afectando las cuencas hídricas. Sitios por fuera de la frontera agrícola como las selvas, son los principales afectados. Al abrir carreteras de acceso se promueve la deforestación y se abren trochas que se convierten en invasiones no previstas por el Estado, desequilibrando ecosistemas y hábitats. Por esto, para exigir que se cumplan los parámetros de una extracción limpia, pero también de una exploración que minimice los daños, es necesaria la efectividad de las instituciones existentes, la fuerza con la que apliquen y exijan la ley.
R.E.S.: ¿Cuál es el objetivo último que usted tiene con la lucha por el medio ambiente?
M.R: El tema me encanta y creo que es de otro nivel. El medio ambiente es sumamente importante para el futuro de este país y hay muy poca gente que trate e investigue el tema. Además, la educación puede influenciarse, y lo que me interesa realmente es hacer trabajo relevante para que tenga una alta incidencia en la política.
Entrevista publicada en: REVISTA ECONÓMICA “SUPUESTOS”