¿Apocalipsis ahora?
En este siglo han pasado eventos climáticos que dejaron desastres y millones de personas afectadas.
Por: Manuel Rodríguez Becerra
/ 20 de agosto 2023
“La ciencia ha anunciado la extinción posible de la especie humana en apenas uno o dos siglos por los efectos en la salud que traería la crisis climática”, aseguró el presidente Gustavo Petro en su discurso de posesión el 7 de agosto de 2022. Y fue una idea que reiteró en la instalación del Congreso el pasado 20 de julio: “No es que sea apocalíptico, lo dice la ciencia, miles de científicos lo han advertido: estamos ad portas de la sexta extinción, de que este planeta siga sin la vida sin nosotros, no para dentro de mil años, ya lo estamos viviendo”.
Que el Presidente haya incorporado en su discurso nacional e internacional y en sus políticas de gobierno la urgencia de enfrentar la crisis ambiental es muy positivo. Uno de los mayores cambios y legados de su gobierno bien podría ser en materia ambiental si llegaran a concretarse los ambiciosos planes y programas que está proponiendo.
Pero la visión catastrofista de Petro no está en línea con la mejor ciencia disponible. No obstante, hay que reconocer que su posición de “Apocalypse Now” no es solitaria. Está acompañado por algunos voceros y miembros de las Naciones Unidas, periodistas e incluso científicos, que han hecho aseveraciones similares. Hace un año, António Guterres, secretario general de la ONU, afirmó que la humanidad se está dirigiendo hacia un suicidio colectivo. El periodista David Wallace-Wells, autor de ‘The Uninhabitable Earth’, uno de los libros más vendidos sobre medio ambiente en época reciente, afirmó en 2017: “El día del juicio final es, se lo prometo, peor de lo que usted piensa. Si su ansiedad por el calentamiento global está dominada por el miedo al aumento del nivel del mar, apenas está arañando la superficie de los posibles terrores, incluso en la vida de un adolescente de hoy. Hambruna y colapso económico es lo que podría causar el cambio climático, antes de lo que usted piensa”. (Wallace presentó cinco años después una posición bien diferente para señalar que no hay tal día del juicio final originado por el cambio climático.)
La idea de que el mundo está inevitablemente encaminado a una catástrofe sin límites está asociada al hecho de que la ciencia haya identificado que si la temperatura promedio de la superficie de la Tierra se incrementa en más de 1,5 °C en relación con la era preindustrial, se entraría en una zona de alto riesgo. No exceder este límite es la meta establecida en el Acuerdo de París, pero hoy se sabe que será probablemente superado antes de 2030.
El científico Jim Skea, nuevo presidente del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), la máxima autoridad científica del mundo sobre el tema, ha hecho recientemente unas aclaraciones necesarias y oportunas. En entrevista con Der Spiegel (30 de julio de 2023) afirmó: “El mundo no se acabará si se calienta más de 1,5 ° centígrados. Exceder este límite no es una amenaza existencial para la humanidad. Sin embargo, será un mundo más peligroso”, y añadió: “Si constantemente se comunica el mensaje de que todos estamos condenados a la extinción, eso paraliza a las personas y les impide tomar las medidas necesarias para controlar el cambio climático”. Seguramente el presidente del IPCC no convencerá al presidente Petro, tan obsesionado con sus propias ideas.
Ya estamos viviendo en un mundo más peligroso. En este siglo han ocurrido cientos de eventos climáticos extremos que han generado desastres, millones de personas afectadas y enormes pérdidas económicas. Desde julio pasado están teniendo lugar olas de calor extremas, sin antecedentes, en varias partes del hemisferio norte, incluidos el suroeste de EE. UU. y México, el sur de Europa y China. Y para aminorar los impactos de los eventos climáticos extremos que nos acompañarán por décadas, quizás por siglos, una alta prioridad es la adaptación, lo que incluye, en el caso de Colombia, detener la deforestación, adelantar una restauración masiva de sus ecosistemas, proteger su gran riqueza en agua y tomar variadas acciones en los centros urbanos.