Amnesia y Parques Nacionales
La integridad y conservación de los parques naturales nacionales podrían verse en peligro…
Por: Manuel Rodríguez Becerra
/ 24 de agosto de 2004
La integridad y conservación de los parques naturales nacionales podrían verse en peligro en caso de que se abra paso una iniciativa que vienen tejiendo los gobernadores y distinguidos miembros del sector privado de algunos departamentos del país, al calor de los consejos comunitarios. En efecto, los departamentos de Magdalena y Caldas están gestionando ante el alto gobierno que se les entregue la administración de los parques Tayrona y de los Nevados con el fin de que las gobernaciones los orienten hacia su explotación turística por parte del sector privado.
Se argumenta que las bellezas paisajísticas y naturales de estas unidades naturales tienen un enorme potencial económico que debe ser aprovechado, asunto que sólo podría lograrse si la administración de los parques se descentraliza en las gobernaciones y si estas, a su vez, entregan concesiones a empresarios privados para que instalen allí conjuntos hoteleros y otras infraestructuras turísticas.
Algo deberíamos aprender de las lecciones del Sistema de Parques Nacionales de los Estados Unidos, con una historia de más de un siglo. La responsabilidad de su administración está férreamente centralizada en Washington, D.C., no obstante que se trata de un país federal, y a pesar de las singulares presiones que en diversos momentos han ejercido los Estados para que se les entreguen. Esa es la clave de su éxito.
Pero la centralización no ha sido un obstáculo para que anualmente millones de amantes de la naturaleza y del paisaje disfruten de los parques estadounidenses. Y en dónde se alojan? En el interior de los parques sólo se encuentran modestas posadas, a veces espartanas, pero lo que predominan son sitios para acampar. Además, son muchos los turistas que se hospedan en hoteles operados por empresarios privados y ubicados por fuera de los parques.
Buscar nuevas alternativas para conservación y uso de nuestras áreas protegidas en beneficio de todos los ciudadanos, y de las regiones en donde se ubican y sus comunidades, es perfectamente legítimo y deseable. Para hacerlo existen muchos ejemplos dignos de imitar, tanto en países desarrollados como en desarrollo. Pero que no nos vengan con el cuento de que para generar el ecoturismo es indispensable entregar los parques naturales a los departamentos y construir en su interior grandes instalaciones hoteleras, toboganes, anfiteatros y otras amenidades.
Los parques son, ante todo, la principal estrategia nacional de conservación de la biodiversidad, un objetivo que de acuerdo con la gran experiencia ganada por muchos países riñe con el tipo de desarrollos que se están proponiendo en Colombia. Necesario recordar también que no se trata de una iniciativa nueva y original, y que la misma propuesta se ha reencauchado, una y otra vez, en medio de la falta de memoria institucional que caracteriza a nuestros gobiernos.
No deberíamos olvidar, entre muchos otros, el agitado y constructivo debate realizado hace más de treinta años sobre el Tayrona, el cual, por fortuna para el país, se resolvió en contra de transformarlo en un complejo hotelero. Estamos frente a unas propuestas a lo mejor bien intencionadas, pero que están erróneamente concebidas y encaminadas en medio de la amnesia y extraña originalidad que parece dominarnos.