Agua para Bogotá
Todas las alternativas, incluyendo las de la construcción de embalses, deben ser estudiadas.
Por: Manuel Rodríguez Becerra
/ 20 de abril 2024
Qué hacer para asegurar que en Bogotá no se repitan racionamientos de agua iguales o más severos del que estamos afrontando, como consecuencia de sequías producto del fenómeno de El Niño reforzado por el cambio climático? ¿Qué alternativas existen?
Chingaza 2. El debate sobre la posibilidad de construir un segundo embalse en el páramo de Chingaza, un parque nacional natural, lleva varias décadas y tiene diversas aristas: 1) tanto grupos ambientalistas como la dirigencia política y económica del Meta se oponen al considerar que generaría fuertes alteraciones ecológicas; se señala, entre otras, que esta represa disminuiría el caudal del Guaitiquía, un río de importancia para la provisión de agua de este departamento y otras regiones de los Llanos; 2) la posible construcción de Chingaza 2 se justificó hace unas décadas con las proyecciones de crecimiento de la población de Bogotá; hoy la situación parece diferente pues, como lo indican las proyecciones de Datacivilidad de la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, si bien el número de habitantes es de cerca de ocho millones de habitantes de esa cifra no pasaría. Pero confiarnos de que la población definitivamente no crecerá en Bogotá y la Sabana podría ser muy arriesgado; 3) lo cierto es que Bogotá necesita aumentar su capacidad de suministro de agua para responder al incremento de los períodos de sequía, que se harán más agudos y durarán más tiempo como consecuencia del cambio climático; 4) ¿existen alternativas a Chingaza 2?
Otras alternativas: 1) el páramo de Sumapaz, el más grande del mundo y también un parque nacional, podría abastecer un embalse o conjunto de embalses. Los impactos ambientales serían también de consideración y, además, seguramente el simple anuncio de esta posibilidad podría llevar a un conflicto político y social con las comunidades, municipios y departamentos que se nutren de las aguas de este páramo; de hecho, a mediados de la década pasada las comunidades manifestaron su desacuerdo con los proyectos que entonces se plantearon para la generación eléctrica; 2) los acuíferos de la Sabana de Bogotá y sus cerros circundantes tendrían altos potenciales, según estudios efectuados por diversas entidades.
De nuevo, se requiere profundizar en investigaciones que muestren qué volumen de agua se podría extraer anualmente, así como la viabilidad de recarga de los acuíferos, para que estos sean un genuino recurso renovable; 3) el reúso de las aguas servidas es una modalidad que se utiliza en otros países. Esto implicaría hacer tratamientos adicionales a los que se adelantan en la planta del Salitre o a los que se proyectan hacer en la futura planta de Canoas para potabilizar el agua; 4) naturalmente, para contar con unas mayores reservas de agua para Bogotá y la Sabana se requiere, también, una mayor protección de los páramos y de los bosques que protegen las cuencas hidrográficas, y de un menor consumo de agua por habitante, lo que conlleva un sinnúmero de medidas, incluyendo campañas educativas, reciclaje de agua en los hogares y el uso de aguas lluvias.
En últimas, todas las alternativas mencionadas, incluyendo las de la construcción de embalses en Chingaza y en Sumapaz, deben ser estudiadas en profundidad para llegar, muy probablemente, a un conjunto integrado de soluciones. Lo único que no puede hacerse es no hacer nada.
Pero tan complejo asunto no termina aquí. Y es que si la deforestación de la gran selva amazónica llega a traspasar el 25 % se afectaría en forma crítica la evapotranspiración de la zona más húmeda del mundo que genera los ríos voladores de los cuales dependen los patrones de lluvia en la región Andina y de otros lugares del planeta. Es imperativo detener la deforestación, lo que es una tarea conjunta de los nueve países de la región lo que implica una gran complejidad. De no ser exitosos se traspasaría aquel punto de inflexión, lo que generaría una escasez de agua sin precedentes en Bogotá y otras ciudades de Colombia y de las Américas que podría llegar a ser dramática.